¿Cómo sobrevive el pasto a inundaciones y pisoteos?

Una investigación de la FAUBA echa luz sobre la dinámica de leguminosas y gramíneas y brinda información para tomar decisiones de manejo.Investigadores de la Facultad de Agronomía de la UBA (FAUBA) analizaron cómo hacen las pasturas de la Pampa Deprimida para afrontar avatares como las inundaciones y el pisoteo del ganado. Para ello, provocaron condiciones experimentales simulando inundaciones, defoliaciones e incluso pisadas de los animales. «Probamos el efecto conjunto de esos factores, porque la vaca come el pasto y lo pisa al mismo tiempo, mientras la zona está inundada. Las plantas tienen que sobrevivir a todos esos disturbios», dijo Agustín Grimoldi de la cátedra de Forrajes.

 

 

Espíritu de supervivencia

Gustavo Striker de la cátedra de Fisiología Vegetal explicó que, frente a una inundación, las plantas adoptan dos estrategias básicas. «Una es escaparse por arriba del agua para evitar la sumersión completa y, con ello, la falta de oxígeno y de luz. Con ese objetivo, elongan los tallos y las hojas buscando ganar contacto con la atmósfera. Otra opción es dormir hasta que el agua se retire, sobre todo cuando la inundación es muy profunda. En este caso, la planta hace una economía de reservas para rebrotar en su momento», indicó.

Según Grimoldi, cada especie se comporta de un modo diferente. Así, mientras «las gramíneas intentan salir del agua, porque no tienen demasiadas reservas, las leguminosas concentran esas reservas en la corona y pueden aguantar más tiempo», detalló. Y prosiguió: «descubrimos que las leguminosas buscan elongarse si la profundidad es menor. Pueden calcularla y, a partir de ello, decidir si salir o no a la superficie». Los científicos suponen que podrían hacer esta medición en base a la incidencia de la luz o a la presión de oxígeno en el agua.

Para corroborarlo, ensayaron en una pileta con tres centímetros de agua y observaron que las leguminosas salían a la superficie. Luego probaron con mayores profundidades y vieron que a partir de los 20 centímetros sobrevivían bajando su metabolismo. En cambio, las gramíneas siempre intentaron salir del agua y, cuando la altura de la inundación no se lo permitió, murieron.

Gustavo Striker, en el ensayo.

El pisoteo

¿Cómo resisten cuando, además de estar sumergidas, son pisoteadas por los bovinos? La pregunta llevó a los investigadores a revisar la literatura científica y a realizar nuevos ensayos.

«Desde la década del ochenta veníamos leyendo sobre un tejido que se genera en las raíces de las plantas en zonas inundadas, llamado aerénquima. Al morir las células, dejan agujeros que se comunican con sus partes aéreas a través de canales, que funcionan a modo de un snorkel«, dijo Striker. Y agregó: «la bibliografía decía que esos agujeros debilitaban la estructura de la raíz, por lo que éstas tenían menor resistencia al pisoteo. Pero nosotros descubrimos que no era así».

Los investigadores sometieron las plantas a inundaciones, haciendo que se generen estos espacios en las raíces y diseñaron un «apretómetro de raíces» para calcular la presión que resisten y un «pisómetro» o pezuña artificial que simula el peso de 100 kilos.

«La sorpresa fue que las plantas no perdían resistencia. Las gramíneas poseen una estructura radial muy fuerte, llamada esclerénquima, que protege las células de las raíces. Entonces, pueden transportar oxígeno sin perder resistencia mecánica y soportan altas presiones como las del pisoteo vacuno», comentó Striker. Las leguminosas, en cambio, «a mayor cantidad de espacios aéreos en las raíces, presentan menor resistencia mecánica», apuntó.

Del laboratorio al campo

«Muchas productores habían observado el fenómeno en el campo. Decían que las gramíneas se morían cuando la inundación era profunda. Y que perdían las leguminosas cuando el lote era pisoteado. Ahora, entienden el por qué», dijo Grimoldi, aludiendo a que sus pruebas en el laboratorio mantienen un vínculo real con el campo.

Además de echar luz sobre el funcionamiento de las plantas, los investigadores se plantearon la necesidad de generar conocimientos para que los ganaderos puedan tomar mejores decisiones.

«Por ejemplo, saber que las plantas de gramíneas necesitan emerger por arriba de la inundación, podría llevar a mejorar el manejo de la defoliación con relación a la altura del agua», finalizó .

(VALOR CARNE)

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