La campaña de soja 2017/18 llega a su fin. Con el 99 por ciento del cultivo trillado concluye otra cosecha, pero esta fue una de las más golpeadas por el clima.
La oleaginosa vivió su desarrollo en un contexto de sequía que imposibilitó obtener un buen rinde. Desde la Bolsa de Cereales de Buenos Aires (BCBA) destacaron que el rinde promedio nacional llegó a 21,6 quintales por hectárea y es el más bajo de los últimos 10 años.
Desde el ciclo 2008/09 que no se registraba un rinde tan bajo. En esta oportunidad las inclemencias climáticas afectaron el normal desarrollo de los cultivos. Desde la BCBA afirmaron que se debe en gran parte a las importantes pérdidas de área sembrada provocadas por la extrema sequía registrada desde inicios del 2018.
La región núcleo fue la más afectadas por el déficit hídrico, mientras que la zona del NOA fue la menos perjudicada. Según la Bolsa de Cereales otras zonas comprometidas fueron la región Núcleo Norte, Núcleo Sur, Oeste de Buenos Aires, que tuvieron una importante influencia de las napas freáticas a fin de sostener la condición del cultivo.
Por su parte además de obtenerse una producción baja, el impacto económico por el clima fue de 5,8 millones de dólares. Esta merma representó un 0,86 por ciento del Producto Bruto Interno(PBI), según estimaciones de la BCBA.
Desde los distintos eslabones de la producción detallaron el impacto de esta campaña. Uno de los servicios afectados fue el transporte, que perdió 422 millones de dólares. La recaudación fiscal también sufrió una reducción en sus ingresos, que representó 1.735 millones de dólares respecto del Escenario Base.