Un público de 150 personas, la mayoría de ellos contratistas, formó parte de la Jornada de la FACMA que se realizó el jueves 30 en el INTA Rafaela, con especialistas de INTA como disertantes principales.
La maquinaria es un componente clave de los sistemas agropecuarios, y siempre convoca a los actores del sector. En este caso, si bien el día no se presentó amigable para el desarrollo a campo, el interés por el tema y el condimento de la charla del economista De Pablo, fueron suficientes para atraer a una concurrencia importante, que aún antes de las demostraciones de pulverización -realizadas después del almuerzo compartido, con la coordinación del Ing. Rubén Massaro del INTA Oliveros- y a pesar del viento y el frío, se mantuvo firme. La apertura de la jornada estuvo a cargo del Director del INTA Rafaela, Ing. Jorge Villar.
Juan Carlos de Pablo, trató de pintar un horizonte positivo, especialmente para el sector. Habló del ajuste, la retracción de las ventas y la disparada del dólar pero marcó algunas oportunidades del escenario para los vendedores de maquinarias agrícolas.
El Ing. Juan Marcos Giordano (INTA Rafaela) realizó un racconto de la evolución de los sistemas de trilla en la Argentina en los últimos 20 años, enfatizando el aporte del INTA en su trabajo con contratistas y vendedores para mejorar la adaptación de los equipos al tipo de suelo, de cultivos y malezas locales.
Hernán Ferrari, del INTA Concepción del Uruguay, compartió detalles sobre las regulación de las cosechadoras, de forma muy práctica y didáctica, y explicó las cualidades de los productos actuales por su adaptabilidad a distintos espaciamientos. Luego, ambos acompañarían a Rubén Massaro (INTA Oliveros) en la demostración de las pulverizaciones en el lote contiguo a la exposición de maquinarias en donde se realizó el almuerzo.
“Si bien no se trabaja con este viento -dijo Massaro- si los contratistas aguantan, vamos a mostrar dos maquinarias con diferentes técnicas de pulverización en las que a la vista podrán comparar sus diferencias en la eficiencia”. La mayoría se quedó hasta el final y pudo comprobar a campo las consecuencias de las buenas prácticas de aplicación de plaguicidas.