Nueva vida para los residuos de la industria láctea

Tres especialistas pondrán en marcha una planta piloto que fabricará bioplásticos a partir del lactosuero, un subproducto de la producción quesera que representa un problema para muchas pymes de la cuenca lechera

Por Juan Chummientonueva vida residuos industria lactea

En la producción quesera, cada 1.000 litros de leche se obtienen 100 kilogramos de queso y 900 de suero.

A pesar que en los últimos tiempos el permeado de suero comenzó a ser utilizado como insumo en diversos procesos, sigue siendo un dolor de cabeza para la industria láctea, ya que su tratamiento demanda una gran inversión que frecuentemente no tiene retorno económico.

Con ese problema en el horizonte, tres especialistas locales pondrán en marcha antes de fin de año la primera planta piloto para transformar este residuo de la producción quesera en plásticos biodegradables.

A través de un acuerdo con la delegación Rafaela del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), la firma Embio SA será la encargada de llevar adelante este emprendimiento, que apuntará a generar mensualmente unos 300 kilogramos de producto.

 

«Es muy amplio el espectro de usos que se le pueden dar», valoró una de las titulares de la iniciativa Martha Mirassou, quien explicó que entre otros destinos puede ser aplicado a procesos de inyección (packaging) o bien para fabricar films destinados a la agroindustria.

Mirassou, que trabaja desde hace más de dos décadas en la industria del plástico, pensó en este proyecto junto a Martha Avellaneda y Martín Filipone, dos santafesinos con especialidad en bioquímica e ingeniería química, respectivamente. Se conocieron cursando el Máster en Administración de Negocios de la Universidad Torquato di Tella, donde validaron su plan y obtuvieron un primer subsidio del Fondo Argentino Sectorial (FONARSEC). Merced a otros aporteslograron reunir la inversión para adquirir los primeros equipos y gracias al INTA -que facilitó los servicios para la gestión de la planta- comenzarán a producir antes de fin de año.

«La cantidad de lactosuero es tan grande que mucho se procesa y otro termina sin destino final. Quedan tanques llenos sin utilización y si uno lo tira simplemente a la tierra puede degradarla porque la torna impermeable. Si bien ya se utiliza en algunos procesos, es tanto el material que aún no se sabe qué hacer. El nuestro permite darle valor agregado a un producto que sobra y tiene todavía mucho para dar», reflexionó Mirassou.

Leer también:Ecosuero: una opción sustentable para aplicar a la industria láctea

UN PROBLEMA A RESOLVER

Efectivamente, se afirma que en la producción quesera, cada 1.000 litros de leche se obtienen 100 kilogramos de queso y 900 de suero, de los cuales 50 kilos son sólidos y 850, agua. Dado que esos sólidos –compuestos por proteínas, vitaminas, minerales y lactosa– le dan valor nutricional a la leche y siguen presentes en el suero, las grandes empresas lo procesan y emplean para diversos fines como, por ejemplo, la alimentación animal.

Al no tener capacidad para aprovecharlo, en las pymes lácteas -que se cuentan de a cientos en la cuenca lechera santafesina- las posibilidades para agregar valor se limitan y representa un problema ambiental. Hacia allí puso el foco el INTA, quien decidió apostar por el proyecto de EMBIO SA desde hace ya varios años, en el marco de un masterplan en el que participan las empresas queseras de la región, el cual tiene por objetivo trabajar sobre la valorización del lactosuero.

En la última década también se conocieron otras utilizaciones: en 2012 investigadores de la Universidad Nacional del Litoral (UNL) comenzaron a utilizarlo como fertilizante de suelos, siguiendo ejemplos de países como Canadá, Estados Unidos o Nueva Zelanda.

POSIBLE CRECIMIENTO

Si los resultados de la fase piloto son los que se esperan, el equipo de Embio SA ya tiene desarrollado el plan de negocios para llevar el proyecto a escala industrial, lo que supondría multiplicar por mil la capacidad de producción. Tal salto demandaría una inversión calculada en unos 8 millones de dólares.

«Ya tendríamos que pensar en un esquema de financiamiento alternativo. Nuestra idea por ahora es tener un producto a escala piloto para que la gente lo evalúe y podamos estudiar sus diversas aplicaciones», valoró Mirassou, quien por ahora no deja de lado su actual rol como gerente en una firma porteña dedicada a la comercialización de productos innovadores para la industria del plástico.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *