Maquinaria propia, una ventaja en época de coronavirus

Un productor tambero en la provincia de Buenos Aires destaca las ventajas de contar con equipo de cosecha y de picado.

Juan Eder mira su teléfono celular con atención: “En este momento estamos cosechando maíz húmedo para el tambo a 10 kilómetros por hora. Desde acá miro cuánto rinde, si la máquina va trabajando bien, cuántas revoluciones lleva, con qué humedad sale, cuántas toneladas por hora se hacen”, relata mientras monitorea a distancia, a través de la aplicación Telematics el desempeño de su cosechadora Claas, modelo Tucano.

Eder es tambero y productor mixto. Tiene unas 1300 vacas en ordeñe repartidas en tres tambos y 4500 hectáreas productivas en los partidos de Florentino Ameghino y General Villegas, en la provincia de Buenos Aires. “La ventaja de tener la maquinaria propia va más allá de lo económico. Se trata de un tema logístico que, por supuesto, redunda en la eficiencia del negocio. Nos permite hacer las labores cuando es necesario hacerlas“, asegura.

 

Forrajes

Además de la cosechadora, Eder tiene una picadora Jaguar, también de la marca alemana. “Gran parte de la soja que producimos va a expeller para los animales o harina de soja. En tanto, la mitad de la producción de maíz se destina a grano húmedo partido y grano partido seco para los novillos, mientras que el resto se utiliza como maíz picado para reserva forrajera”, explica.

Parte técnológico

Para todas esas labores, el establecimiento posee un equipo de maquinaria propia integrado por sembradoras, fumigadoras, camiones para transporte.

Para el picado y la cosecha, el productor viene confiando en Claas desde hace más de una década. “Realmente hemos tenido muchas satisfacciones con la marca y estamos muy contentos. Si comparo la productividad que teníamos antes con la que desarrollamos actualmente, representa un cambio terrible”, se sincera.

Marca alemana

La relación con Claas comenzó en el 2009, cuando Eder se decidió a comprar una cosechadora Medion 310 equipada con una plataforma de siete metros. La entrada al mundo Claas significó un cambio de paradigma. Y desde ese momento, ya nunca abandonó a la marca.

En 2013 sumó una cosechadora Tucano 470 con cabezal de 35 pies que, según sus propias palabras, amplió enormemente la productividad del establecimiento. “Ahora tenemos una Tucano 570 que se estrenó en la pasada campaña de trigo. Entre cebada, avena, trigo, soja y maíz hacemos entre 2500 y 3000 hectáreas por año. Cuando podemos, además prestamos algún servicio de cosecha”, señala.

Como parte del paquete tecnológico, Eder sostiene que usa mucho el sistema de telemetría Telematics, que le permite monitorear a distancia toda la información de la cosechadora. Asegura que tiene como materia pendiente comenzar a aprovechar la información del mapeo georreferenciado.

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