Evaluación Del Daño De Cogollero Bajo Diferentes Potenciales De Rendimiento De Maíz

Los mismos autores determinaron que para una misma fecha de siembra el potencial de rendimiento a diferentes densidades de siembra depende de la disponibilidad hídrica del cultivo en etapas críticas alrededor de floración y que dichas pérdidas a medida que la restricción es mayor aumenta con densidades de siembra elevadas por encima del óptimo para ese ambiente. La elección del híbrido, fecha de siembra, densidad, realización de tareas relacionadas al manejo de malezas, manejo del agua, relación insumo-producto en cuanto a los niveles de fertilización, etc determinarán a grandes rasgos el potencial de rendimiento de ese lote que debe ser protegido de aquellos factores bióticos que alcancen niveles considerables en sus poblaciones y cuya incidencia y severidad determinen la necesidad de intervenciones para mantenerlas a niveles en los cuales no causen pérdidas económicas de consideración.

Los lepidópteros son las especies plaga que mayor consideración han tenido en cuanto a su potencial de daño en el cultivo de maíz. Antes de la adopción masiva de los eventos transgénicos el barrenador del tallo (Diatraea sacharalis) era la principal plaga en la Argentina pero que debido a la gran efectividad de control pasó a tener una relevancia menor con eventos que todavía conservan su resistencia al ataque de esta plaga. Casi paralelamente en cuanto a la disminución de los daños causados por Diatraea empezaron a aumentar aquellos producidos por la oruga cogollera que fueron siendo manejados principalmente por el lanzamiento de nuevos eventos transgénicos que la fueron controlando en los últimos 20 años, pero que en la actualidad atraviesa un acelerado desarrollo de la resistencia a la mayoría de ellos siendo necesaria además su intervención química en algunos casos.

La oruga cogollera, Spodoptera frugiperda, se ha convertido en la principal plaga del cultivo de maíz produciendo daños desde implantación según latitud y fecha de siembra hasta daños a nivel de espigas consumiendo directamente granos afectando la producción y calidad de los granos cosechados. La cuantificación de los daños depende de muchos factores interrelacionados como son el estado fenológico, el número de generaciones en dicho cultivo y el nivel de incidencia o mejor dicho el porcentaje de plantas en las cuales las orugas sobreviven y producen un daño de consideración.

La mayoría de la bibliografía que cuantificó los daños causados por cogollera en maíz se basa en estudios realizados con híbridos convencionales y en función de ello se determinaron los niveles poblacionales en los cuales puede causar pérdidas económicas significativas si es que no se toman medidas de control. Así es como Willink y col. 1993, determinaron pérdidas significativas que van del 10 al 50 % dependiendo del nivel de infestación y el número de generaciones, dichos trabajos fueron evaluados en maíces con potenciales de rendimiento muy inferiores a los comercializados actualmente. De la misma forma Sosa 2002 determinó pérdidas de hasta el 20 % para fechas de siembras tardías en el norte de Santa Fe pero con potenciales de rendimiento no mayores a 4000 kg/ha en testigos tratados.

En Brasil, Bianco (1995) propone el método de muestreo secuencial basándose en unidades muestrales de 5 plantas consecutivas y determinando que con un 25 % de nivel de infestación debe tomarse una medida de control químico ya que superaría el nivel de daño económico. En Argentina, Iannone y Leiva (2011) consideraban la necesidad de la aplicación química cuando el nivel de infestación se encuentra entre un 15 a 20 % de plantas atacadas con larvas presentes hasta el estadio V4. Más recientemente en Rafaela, Massoni et al. 2014, encontraron rendimientos de 8728, 9277, y 10770 kg /ha para el mismo híbrido convencional, con tecnología MG y VT 3 Pro respectivamente con niveles de incidencia del 35, 15 y 1 % de plantas con severidad mayor a 4 en la escala de Davis para una fecha de siembra tardía con 78.000 plantas. Si bien las mayores diferencias encontradas pudieron ser atribuidas al daño de cogollero se observó diferencias en los niveles de daño de la isoca de la espiga entre los distintos materiales.

Para Marcos Juárez, Flores y Balbi 2014 bajo diferentes combinaciones de plantas marcadas encontraron diferencias de rendimiento del 20 y 11 % de plantas con daño mayor a Davis 3 en relación a las sin daño para un híbrido convencional y MG respectivamente. La comparación fue realizada con diferentes híbridos el rendimiento de ambos materiales fue muy similar cercano a 12.000 Kg/ha. Si bien se establecieron diferencias significativas en plantas con y sin daño los niveles de incidencia fueron muy bajos para fecha de siembra de fin de septiembre. La evaluación del nivel de incidencia y severidad de daño de cogollero para fechas de siembras tardías en Rafaela y Marcos Juárez muestran diferencias significativas para distintos eventos transgénicos (Massoni et al. 2016; Flores y Balbi 2014 y 2015; Balbi et al. 2018). Flores 2018, detalla los antecedentes relacionados a los niveles de infestación alcanzados para distintas fechas de siembra y materiales evaluados para distintas zonas agrícolas del país.

Existe escasa información en cuanto a la evaluación del efecto de cogollero en el mismo híbrido, pero para diferentes potenciales de rendimiento proporcionados por el ambiente. Peralta 2017, determinó que las pérdidas en Kg/ha ocasionadas por cogollero para el mismo nivel de severidad aumentan a medida que el potencial del ambiente mejora.

Materiales y métodos

En la campaña 2018/19 se realizó un trabajo de evaluación de daño de la oruga cogollera sobre parcelas con diferente historial de manejo de suelo, pero sembradas con un monocultivo de maíz durante más de 40 años. El objetivo de dichas parcelas fue evaluar el efecto de diferentes tipos de labranza y fertilización sobre las propiedades físicas y químicas del suelo mediante la siembra de monocultivos de maíz. Estas parcelas constituyen uno de los ensayos de larga duración de la EEA INTA Marcos Juárez. Los diferentes manejos de suelo y fertilización han producido diferencias significativas de rendimiento que prácticamente se han estabilizado en los últimos años. Ello constituye diferentes potenciales de rendimiento determinados por el ambiente generado en las cuales se realizaron las evaluaciones.

Se utilizó un hibrido de maíz con tecnología VT 3 Pro sembrado el 26/12/2018. Las precipitaciones y valores de temperatura durante el ensayo son detallados en el cuadro N°1. Las parcelas consisten en siembra directa, labranza vertical y labranza con arado y doble acción como parcela principal y como subparcela cada una con y sin fertilización. En cada una de las parcelas se marcaron plantas en las cuales la oruga cogollera sobrevivió y produjo daños mayores iguales a 4 en la escala de Davis, a su vez se marcaron plantas sin daño como testigo. Se midió rendimiento individual, tamaño de la espiga, peso de espiga y número de granos/espiga. Los resultados expresan los valores promedios (diferentes manejos de suelo) de las parcelas fertilizadas y las no fertilizadas (subparcelas). Para la evaluación estadística se realizó un ANAVA y se sometieron las medias a un test de Fisher para establecer las diferencias significativas.

Resultados

Los resultados sobre el tamaño de la espiga (tabla 2) demuestran diferencias significativas teniendo en cuenta plantas dañadas y no dañadas independientemente del tratamiento. Además, se observa el efecto del daño sobre este parámetro en el cual no existen diferencias estadísticamente significativas entre una espiga fertilizada, pero con daño y aquella no fertilizada pero sin daño.

Al igual de lo que ocurre con el tamaño de espigas, el peso de las espigas (g) posee la misma tendencia registrando los mayores valores en las parcelas fertilizadas sin daño, igualándose aquellas fertilizadas con daño en relación a las no fertilizadas sin daño y cuyo menor valor corresponde a las no fertilizadas con daño (Tabla 3). Las diferencias entre las parcelas fertilizadas con y sin daño es del 30.46 % y de las no fertilizadas con y sin daño del 27.7 %.

El número de granos/espiga es el principal componente de rendimiento cuyas diferencias respetan las mismas tendencias que el análisis del peso de espigas. Las diferencias de número de granos en parcelas fertilizadas con y sin daño es del 23.27% y de las no fertilizadas con y sin daño es del 23.14% (Tabla N°4)

Teniendo en cuenta un stand de plantas final de 55.000 plantas/ha el análisis de rendimiento conserva la misma tendencia que los parámetros evaluados anteriormente (Tabla 5). Tener en cuenta que las diferencias encontradas con plantas sin daño corresponden a tener un 100% de plantas infestadas sin capacidad de compensación por plantas linderas.

Los resultados indican en parcelas bajo el mismo manejo sin fertilización (A y C) diferencias de 1733 kg/ha lo que constituye una disminución del 28 % de parcelas dañadas en relación a las no. La diferencia de parcelas fertilizadas con y sin daño (B y D) es de 2969 Kg/ha lo que constituye una disminución del 32 % (Tabla N°5) El efecto de la fertilización en parcelas sin daño (C y D) produjo un aumento de 2637 Kg que constituye un 41% más, por otro lado, el efecto de la fertilización en parcelas dañadas (A y B) produjo un aumento de 1401 Kg que constituye un 30 % más.

Conclusiones

En términos porcentuales parecería no haber diferencias del efecto del daño de cogollera en parcelas de bajo potencial en relación a otras de mayor potencial de rendimiento. El efecto de la pérdida en kg/ha del daño de cogollero es mayor cuanto mayor es el potencial de rendimiento de las parcelas. El aumento del potencial de rendimiento producto de la fertilización compensa parcialmente las pérdidas ocasionadas por cogollero.

Fuente: INTA por Fernando Miguel Flores, Emilia Inés Balbi

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