Diferencial arancelario: voces a favor y en contra de un tema que enfrenta a industriales con productores

De un lado, los productores señalan que este diferencial representa una transferencia directa de valor para la industria procesadora. Del otro lado, aseguran que de no existir esta diferenciación en la alícuota de retenciones se desalienta a la transformación de la soja, alentando la exportación de poroto sin procesar.

Voces a favor y en contra

«El Gobierno evalúa volver a los diferenciales para la industria en soja. Esto sería una transferencia de los productores a unas pocas empresas que estuvo vigente más de 40 años y que eliminamos en 2018. Volver a eso sería reinstaurar un subsidio de un eslabón a otro de la cadena«, señaló el ex ministro de Agriocultura, Luis Miguel Etchevehere.

Andrés Alcaraz, portavoz de CIARA (Cámara de la Industria Aceitera de la República Argentina) y CEC (Centro Exportador de Cereales) responde: «La agroindustria de oleaginosas siempre sostuvo que constituía un error, desde 2018, que se perdiera de estimular la exportación con valor agregado y por eso se propició retornar al modelo previo que durante 20 años posibilitó ese objetivo».

Alcaraz agrega: «La medida adoptada en 2018 significó un incremento adicional encubierto de las retenciones a los subproductos industrializados (harina y aceite de soja) que finalmente pagan los productores, quienes se vieron adicionalmente perjudicados con una pérdida de 10 dólares por tonelada de soja al desalentarse a la industria como uno de los actores que mejoraban el precio, por la competencia con la exportación, a esos mismos productores».

Entre marzo y junio de este año, los embarques de poroto subieron un 50% y los de harina cayeron un 10%, con respecto al mismo período de 2019: «En ese marco, la molienda industrial de la oleaginosa cayó 15,3% en relación con el mismo mes del año pasado y 9,7% en relación con mayo de este año». Los industriales citan cifras del Ministerio de Agricultura de la Nación y la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR).

La BCR destaca que el año 2020 no viene siendo sencillo para la industria de crushing de soja en nuestro país: «La pandemia de coronavirus complicó la logística ni bien comenzada la cosecha de la campaña gruesa en nuestro país, deprimió los precios de los commodities agrícolas y complicó la fluidez del comercio internacional».

Sin embargo, además de estos factores de la coyuntura, que vienen afectando en mayor o menor medida a todos los sectores económicos a nivel mundial, la industria de crushing local ha tenido que enfrentar problemas particulares, a saber:

  • Los movimientos en los precios del poroto de soja y de los productos del complejo soja en nuestro origen se han movido en favor del primero y en detrimento de los segundos
  • La caída en la demanda del sector energético atentó contra la producción de biodiesel, afectando la utilización de aceite de soja
  • La bajante histórica del río Paraná, donde se encuentra el nodo fabril de nuestro país, afectó las cargas promedio de los buques y encareció los costos logísticos.

Santiago del Solar, ex Jefe de Gabinete del Ministerio de Agricultura, es otra de las voces en contra del regreso del diferencial arancelario entre la soja y los subproductos: «Ya sea ROEs o diferenciales, son practicas que las casas matrices de los mismos traders nunca reclaman en otros países exportadores granos. Solo en Argentina. Esperemos no vuelva esta connivencia a costillas producción y consiguiente caída inversión y cosechas futuras«.

El regreso del diferencial coincidió con la conformación del Consejo Agroindustrial Argentino, lo que comenzó a generar rechazo de algunas entidades de productores, como la Asociación Rural Salliqueló:

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