No es una novedad las obras de dragado del Río Salado y los beneficios que impulsan a una Cuenca que precisa una puesta en práctica integral vinculada a la ingeniería agronómica.
Superada la etapa del refulado de 18 meses en los márgenes del río, y los nuevos estatus de arroyos, afluentes, perfiles despejados, defensas costeras sólidas, y el alejamiento de la ocurrencia de inundaciones extraordinarias por desbordes -pasarían de 1:7 a 1:21 años-, la secuencia progresiva de modificaciones de los suelos afectados por la fluctuación de los perfiles de napa podrían indicar la habilitación de nuevos sectores del campo y el de un manejo profesional que se adecue al inédito «cuadro» de convivencia físico-químico y biológico.