José Martins: “La baja temporal de las retenciones no va a tener un efecto disruptivo”

Fue con motivo de su participación durante el anuncio oficial de la reducción temporaria a las retenciones a la soja y la vuelta del diferencial arancelario entre el grano y los subproductos (aceites y harinas)

“Fuimos invitados y nos enteramos ahí. El Consejo Agroindustrial Argentino no fue convocado para la elaboración de estas medidas coyunturales. En ningún momento nos habían adelantado su alcance”, explicó el presidente de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires y vocero del CAA que integran 53 entidades ligadas al sector agroindustrial.

–¿Qué opinión tienen de las medidas anunciadas por el Gobierno?

–Cuando nos comunicaron las medidas, fuimos muy cautos y sinceros. Esta baja en las retenciones, que podría ser una señal del Gobierno, no va a tener efectos disruptivos. El productor cuando tiene su plan de comercialización anual genera las ventas en función de las necesidades o de inversiones. Esta rebaja coyuntural no es un gran estímulo como para que haya un cambio y se genere una gran corriente de ventas.

–Entre los productores agrícolas no cayó bien el regreso del diferencial de retenciones entre la soja y los subproductos, ¿qué visión hay en el consejo?

–Dentro del plan que estamos presentando estamos diciendo que, en un primer paso, hay que bajar las retenciones de la soja al 25 por ciento y la de del resto de los granos al ocho por ciento. Para luego consensuar un plan que permita seguir reduciéndolas en los próximos cinco años para ir a un escenario de eliminación total a los 10 años. Siempre partiendo de la base de que las retenciones son un impuesto distorsivo que no deberían existir. Pero de la misma manera necesitamos que a mayor nivel de industrialización haya incentivos, porque de lo contrario es más razonable exportar materia prima para que alguien luego la industrialice en el mundo. Y lo que nosotros necesitamos es generar mano de obra y eso será haciendo crecer nuestra industria. No estamos hablando de protección, que es un palabra que no está en nuestro vocabulario, pero sí debe haber incentivos para toda la industrialización.

–¿Eso no ha generado internas dentro del Consejo?

–El foco del CAA está en construir una política agroindustrial de mediano y largo plazo con un proyecto que brinde un marco de previsibilidad a 10 años. Por eso hemos dejado en manos de cada una de las instituciones que lo conforman que hagan la evaluación de las medidas que se tomaron.

–¿Hay unanimidad en el CAA de avanzar hacia un programa a largo plazo?

–Debo reconocer que durante el último fin de semana hemos escuchado mucho ruido. El martes tuvimos una reunión las 53 entidades que integramos el consejo y hubo una ratificación por parte de todas, incluyendo la representación de los productores, de que este es el camino a seguir: dialogando y buscando los consensos.

–¿Cómo sigue la agenda con el Gobierno?

–El próximo miércoles fuimos convocados para tratar avanzar en algunos temas que tienen que ver con el proyecto de largo plazo, que incluye infraestructura, promoción de las exportaciones y financiamiento. En todo este derrotero de reuniones con el Presidente, la vicepresidenta de la Nación, gobernadores, ministros y legisladores, siempre dijimos que todas nuestras propuestas son parte de un paquete en el cual algunas de ellas tienen que salir por ley del Congreso, para darle previsibilidad, pero otras pueden salir por el Poder Ejecutivo. Lo que estamos pidiendo en materia fiscal, como es una baja paulatina de las retenciones y estímulos a la inversión, ya está en manos de los equipos técnicos del consejo y del Gobierno para ver cómo se puede implementar sin desfinanciar al Tesoro.

–¿Cómo se complementaría el proyecto de reducir retenciones a los granos, con las necesidades fiscales que tiene el Gobierno?

–Hemos sido muy profesionales y hemos trabajado con una madurez que nunca fue vista en la agroindustria argentina para desarrollar esta propuesta. Es un equipo de economistas integrado por las bolsas de Cereales de Córdoba, Buenos Aires, Rosario y Bahía Blanca, que ha simulado todas las variables y cuyo trabajo demuestra que todo lo que se reduce por un lado se compensa por el otro. Hay, como es lógico, una temporalidad entre que se implementa la baja impositiva y se comienza a generar los ingresos, pero le estamos diciendo al Gobierno que no es un costo sino una inversión. Argentina está en condiciones de crecer hacia una producción de 180 millones de toneladas de granos y podría llegar a 200 millones de toneladas. Un volumen que además de generar divisas va a contribuir con más recaudación de todo el ecosistema por efecto derrame. Hoy tenemos que discutir eso y convencer a las autoridades de que ese es el camino.

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