Una sembradora que «lee» los tipos de suelo mientras implanta un cultivo; una pulverizadora que «reconoce» las malezas con una cámara y aplica el herbicida adecuado; equipos de riego que emiten alertas en un smartphone cuando fallan. No son ciencia ficción, ni una promesa para la próxima década. Son productos ya disponibles en el mercado, que pueden ser comprados y utilizados por los productores.
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