El campo insiste en que no forma precios: “El 41% del chango del supermercado son impuestos”

“Decir que los productores agropecuarios somos formadores de los precios pagados por el consumidor final en góndola, no es solo una falta de veracidad técnica, es también un desconocimiento pleno de cómo funciona el andamiaje productivo del país”, subrayó CRA en un comunicado.

De acuerdo con la entidad confederada, los productores son los primeros en mérito, porque son los que aportan la materia prima para la generación de alimentos; pero son el último eslabón de la cadena en el flujo monetario, “ya que el mismo inicia en el consumidor final y va desandando hacia atrás hasta llegar al productor”. 

“Esto es lo que hace que el productor sea un tomador de precios en el mercado y no un formador”, sintetizó CRA.

En la práctica, la confederación que preside Jorge Chemes aseguró que los productores gestionan costos y no precios. “Establecemos nuestra estructura productiva en base a los precios que el mercado refleja para nuestros bienes”, continuó. 

El peso del Estado

En este marco, citó algunos ejemplos prácticos: el trigo multiplica siete veces su precio de la tranquera a la góndola, y dos de esas siete son impuestos; la leche y la carne se multiplican por cuatro y una es por los impuestos; los pollos se expanden 4,47 veces de la granja a la góndola, y 1,38 es consecuencia de los tributos que inciden en la comercialización. 

Precisamente, la entidad consideró que el componente impositivo es el principal responsable de la inflación. «El 41 por ciento de lo que cargamos en el chango de un supermercado son impuestos”, subrayó. 

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De acuerdo al Departamento Económico de CRA, hoy en día para comprar la misma cantidad de alimentos de la canasta básica que se adquirían con 100 pesos en enero de 2017, se necesitan 383 pesos.

Según CRA, “la inflación en Argentina se genera por las políticas monetarias, la presión fiscal y las intervenciones viciosas en las cadenas de precios”, y no por los productores.

“Buscar culpables en vez de soluciones, tener diagnósticos de situación basados en posiciones ideológicas y no académicas, lleva a una caza de brujas que solo da lugar a más incertidumbre y miedo del futuro”, remarcó la entidad.

Y repitió: “Por falta de información, de conocimiento, por ignorancia o por una ideología carente de sustento y desacoplada de la verdad, de la realidad; se establece una suerte de «caza de brujas», que es (al igual que en la inquisición) querer echarle la culpa de una situación que en Argentina ya es estructural a los que no solo no la tienen, sino que también son los que hoy trabajan para que en la mesa de cada uno no pasen las privaciones que vemos en otros países cercanos”.

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