Con los últimos acumulados de la tercera semana de mayo, el cultivo tiene una base de 40 quintales por hectáreas. Ahora, con fertilización aspirar elevarlo a 50 quintales.
Para el trigo, las últimas lluvias registradas la tercera semana mayo fueron claves para restablecer la humedad superficial para la siembra y contar con los milímetros para pasar el invierno. Fueron fundamentales.
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