El Campo duerme en el Congreso

“Lejos quedaron los tiempos en que los ganaderos eran gobernadores o presidentes (Juan Manuel de Rosas, Estanislao López o Justo José de Urquiza). El último intento serio para obtener la presidencia de la Nación fue de parte de Lisandro de la Torre, senador y dos veces candidato presidencial”, dice un artículo de la Bolsa de Comercio de Rosario firmado por la Lic. Iris Speroni.

El 17 de julio de 2008, a la madrugada, fue la última vez que el Congreso fue real escenario del campo argentino. La mayor participación política del sector agropecuario había resurgido como respuesta al intento del Gobierno por instaurar las retenciones móviles.

El sector salió de su zona de confort para pelear por lo que era justo. Productores, contratistas, dirigentes, comerciantes y ciudadanos alejados al campo siguieron por primera vez una sesión legislativa con la adrenalina y el nerviosismo con la que se sigue la final de un mundial de fútbol. “Que la historia me juzgue. Pido perdón si me equivoco. Mi voto no es positivo”, dijo el entonces vicepresidente Julio Cobos entrada la madrugada. La sesión se siguió en pantallas gigantes. El país estaba en vilo por una ley del campo.

“En la 125 tuvimos una ola de representantes del sector. A los que el mismo sector después los abandonó. Eso generó una retracción”, asegura Germán Praats, presidente de Fundación Barbechando, una organización de la Sociedad Civil que busca incidir en las leyes y las políticas públicas del sistema agroindustrial, en el Congreso de la Nación.

¿Por qué el agro no logra una representación parlamentaria? ¿Es necesario un nuevo conflicto como el de la 125, o será posible salir de esta prolongada siesta legislativa con la certeza de que lo que no se trabaja no se gana?

No caben dudas de que el campo es el motor del país. Pero nadie escucha ese motor si los propios actores no lo hacen rugir.

“Promovemos fuertemente la participación política, pero el sector tiene un montón de prejuicios y cada vez que alguien del campo se mete en política lo señalamos con el dedo. Vemos a la política como una actividad deshonesta”, agrega Praats.

Según un informe de Barbechando, entre los candidatos en las próximas legislativas se presentan 34 referentes, de los cuales 16 son productores agropecuarios, siete son dirigentes gremiales o cooperativistas, otros siete tienen antecedentes en la función pública y varios están relacionados a los agronegocios.

La participación en la agenda legislativa es crucial para lograr cambios estructurales que den mejores condiciones a la hora de trabajar. Tranqueras adentro, cada productor puede afinar la punta al lápiz lo máximo posible. Puede adquirir nuevas tecnologías, capacitarse, hacer grandes inversiones y encontrar formas de hacer su producción más eficiente y competitiva. Pero el sacapuntas afila hasta cierto punto y después se rompe (ya lo habrán experimentado en el colegio). Por eso se necesita de la otra parte. Es fundamental tener una buena hoja enfrente para poder escribir buenos resultados.

Las leyes que acompañan las decisiones del productor son fundamentales para poder seguir creciendo en producción, en competitividad y en calidad.

Varios actores de la agroindustria coinciden en cuáles son las leyes necesarias para ser aprobadas en este año legislativo. La sanción de una nueva ley de semillas, una ley nacional de fertilizantes y uso del suelo, una ley de desarrollo sostenible, Conectividad rural, buenas prácticas, infraestructura y una ley de ganadería. Estas son algunas de las más mencionadas.

Si hacemos un recuento de las leyes vinculadas al sector que se tratan cada fin de año legislativo, el resultado casi inexorable son las leyes de emergencia agropecuaria. Necesarias, claro. Pero por urgentes y no por planificadas. 

El presidente de Fundación Barbechando señala que no han habido leyes significativas ni generadoras de confianza para fomentar la producción. Ya sean pampeanas o de economías regionales. “Lo único que entró al Congreso que tiene que ver con el sector son las de índole ambiental. Siempre desarrolladas por gente que no tiene en cuenta la producción y que ideológicamente la ve como a un enemigo. Hemosvisto leyes de educación ambiental, la ley de manejo del fuego e intentos de leyes de humedales. El Congreso no esta legislando en función de políticas públicas sino en función de lo que dice parte de la gente”, asegura.

En el año 2009 entraron 136 concejales (que salieron de los grupos de Coninagro, de las sociedades rurales, autoconvocados) en la provincia de Buenos Aires. Allí estuvo el boom de los llamados agrodiputados. Esto se fue diluyendo con el tiempo.

No quiero amargarlo, querido lector, pero en Brasil El 55% de los diputados son del sector agropecuario. Son 250 o más. De todas las ideologías, izquierda o derecha. Pero como verán, están muy bien representados, porque son conscientes de la importancia que tiene ese sector para la economía de su país. Sí, una vez más, están adelante nuestro.

Vamos a recordar las bancas que se ponen en juego en esta elección de medio termino. 127 bancas en diputados de un total de 257 y 24 de las 72 bancas que tiene el Senado. Ahora es momento de votar para decidir si queremos volver a encontrar al campo como protagonista de sus propios resultados.

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