El costo laboral se conforma por el sueldo bruto, que es el neto que recibe el empleado y los aportes personales, y las contribuciones patronales.
El empleador retiene los aportes y los deriva hacia los organismos correspondientes. Las contribuciones patronales varían según el tamaño de la empresa.
La ley 27541 de Solidaridad Social y Reactivación Productiva, en el marco de la Emergencia Pública de diciembre de 2019, modificó las alícuotas de las contribuciones patronales. Se fijó un 20,4% para empleadores del sector privado encuadrados en comercio o servicios siempre que sus ventas totales anuales superen los límites para la categorización como empresa mediana tramo dos. Un promedio en los últimos tres ejercicios de $940.222.000 para servicios y $3.698.270.000 para comercio. Para el resto, la alícuota sería del 18%.
Las contribuciones patronales están compuestas por la jubilación que se transfiere a ANSES, las asignaciones familiares, un aporte al PAMI y otro al Fondo Nacional del Empleo.
Además, de las contribuciones patronales, surge un 6% para pagar la obra social elegida por el empleado. También está incluido el seguro de vida obligatorio cuya prima individual es de $24,35 a marzo de 2021 y un porcentaje variable para la ART, que va desde el 2 al 8% del salario según la actividad.
La Encuesta Permanente de Hogares del INDEC establece para el primer trimestre del año un ingreso medio de $42.394. El sueldo bruto sería de $51.077 a partir de los aportes, sin tener en cuenta el impuesto a las ganancias.
Según el tamaño de la empresa el costo laboral de un empleado sería entre $56.800 para grandes empresas y $55.600 para Pymes. Lo que significa un 34,2% y un 31,3% de costo sobre el sueldo neto; a nivel salario bruto es un 11,3% y un 8,9%.