Veterinaria y jinete: la campeona que se convirtió en referente por una dura historia de vida

“Trabajo en la pyme y a su vez tenemos una pequeña cabaña de caballos criollos de hace más de 30 años”, contó Rocío en entrevista con Agrofy News, quien reparte su tiempo con su otra pasión: la equitación.

Rocio Canut: una vida dedicada a la pyme láctea

Con el lema de “calidad más que cantidad”, Canut Hnos tiene 30 empleados que realizan tareas de elaboración y comercialización de quesos barra, mozzarella, cremoso, sardo, magro, provolone, entre una amplia variedad de productos. Se trabajan unos 50 mil litros diarios y se comercializan en centros de distribución a nivel nacional.

“En la fábrica me dedico a lo que es calidad de quesos, leches, ingreso de materia prima y gestión de personal”, explicó Rocío y contó que la situación en el tambo es más complicada pero trabajando codo a codo, este último tiempo crecieron mucho: “Pasamos de 3 mil litros diarios a 7 mil litros y tenemos 230 vacas en ordeño”.

Sus caballos y un ejemplo de superación

Además de su profesión como veterinaria, Rocío fue una de las primeras mujeres en dedicarse a la competencia equina. “Empecé a los 8 años. En ese momento éramos muy pocas. Hoy en día hay más, pero yo soy una de las pocas que hago todas las disciplinas a la vez”, explicó.

Cuando tenía 34 años, su vida dio un giro a raíz de una enfermedad: “Un día que me fui a bañar descubrí un bulto en el pecho y resultó ser un carcinoma bastante grande. Yo quería alguien que me dijera que durante toda la quimioterapia y durante todas las cirugías podía hacer una vida normal y no encontraba a nadie de ejemplo. Me propuse ser esa persona. Seguí andando a caballo, seguí entrenando, seguí compitiendo, seguí yendo a trabajar”, relató. 

Llegó la sorpresa en marzo de 2019 cuando se consagró Campeona Nacional de la final de Corral de Aparte B en Jesús María: “Eran 17 hombres, todos profesionales y yo salí primera en medio de la tercera quimioterapia, la más brava. Le mentí a los médicos porque si sabían no me iban a dejar ir. Tuve que correr además la final de Rienda en Palermo con otra yegua, así que competí con las dos yeguas a la par y terminé quedando tercera en el campeonato nacional”. 

Rocío contó que actualmente se encuentra muy bien de salud, terminó el tratamiento y continúa con medicación: “Esto me cambió la vida para bien, crecí muchísimo, soy otra persona”.

La vida de jinete implica estar muy bien físicamente, por eso Rocío se levanta todos los días a las 5 o 6 de la mañana, se va a montar y a entrenar a las yeguas. Tiene un personal trainer que la ayuda a mantenerse en un nivel alto de rendimiento físico. 

De pruebas y categorías

La Asociación de Criadores de Caballos Criollosraza autóctona de argentina, tiene distintas disciplinas de competición y Rocío realiza tres en simultáneo, con tres yeguas: Paleteada, la prueba de Rienda y la prueba de Corral Aparte.

La jinete contó que hoy en día hay mucha gente que se dedica a la Paleteada en la zona de Rosario, no tanto Rienda y Corral Aparte: “Los principales centros están en Córdoba, Mendoza, Santa Fe y Corrientes. Ahora se está extendiendo más al norte. Ahora hay un crecimiento explosivo, la raza criolla es la que más se inscribe en la Sociedad Rural Argentina”. 

“En riendas hay una categoría exclusiva de mujeres, yo fui dos veces campeona nacional, pero no me presenté más porque no estoy muy de acuerdo con la diferencia de categorías. A mí me gusta competir con los hombres a la par. Reconozco que siendo mujer es mucho más difícil porque hay una cuestión física, de fuerza. Pero lo intento, con disciplina y entrenamiento. Haciendo mis caballos a mi forma para que ellos me colaboren intento sortear dificultades”, expresó Rocío.

Respecto al cuidado de los caballos, la jinete contó que cuando saca uno para competir es porque sabe que está físicamente y mentalmente equilibrado para sortear una competencia: “Ellos perciben todo. Si vos dudás es cuando suceden los accidentes, por suerte no tuve ninguno grave. Cuando yo pienso algo, ellos lo hacen, antes de que ejecute la orden, no me preguntes cómo. Son seres muy especiales y perceptivos”. 

Rocío contó que se normalizó todo y ya están compitiendo: “Tengo dos yeguas clasificadas para las finales de Riendas y Corral Aparte y ahora estoy en lo que es la Paleteada”.

“Tus yeguas son raras”

Rocío resaltó que la mujer establece una conexión especial con los caballos: “Siempre veo pequeñas señales que me van demostrando que los caballos se están entregando. Cuando yo siento que ellos llegan a mí y yo a ellos es donde se empieza a establecer el vínculo que los hombres no van a tener nunca. Hay un chico del campo que siempre me dice ´tus yeguas son raras´, pero no lo son, están acostumbradas a que las trate de una manera, yo confío mucho en ellas y ellas en mi. Saben cuando estoy mal y me lo demuestran, se me arriman y me huelen de una manera distinta”, relató.

“Los hombres no saben buscar la esencia a los caballos. Las mujeres sí tenemos esa cualidad y es lo que intento hacer y creo que cuando me equiparo a los hombres,  les gano o me ganan no por mucho, la principal diferencia está en que los caballos me entregan más que a ellos. No soy yo sino ellas las que me terminan colaborando. Ellas son mis grandes aliadas, mis compañeras”.

Lo mismo sucede con la equinoterapia: “Las mujeres tenemos más presencia porque tenemos una sensibilidad especial”.

Si bien nota la diferencia entre ambos géneros, Rocío contó que tanto en el ambiente de caballos como el del trabajo siempre se sintió a la par de los hombres: “Me respetan y yo los respeto a ellos. No noto la diferencia. El principal feminista de la familia fue mi padre, nosotros somos un hermano varón y dos mujeres y nunca marcó la diferencia, siempre nos exigió igual que a él”.  

Referente y testimonio

Tal como cuenta Rocío, cada vez hay más mujeres jinetes: “Nos damos consejos entre nosotras. Yo ya estoy entre las más viejas, no tanto por edad sino porque hace 30 años que compito. Soy una especie de referente. Me voy a morir haciendo esto. Estando bien físicamente conozco jinetes de 70 años”. 

Sin embargo, no se dedica a capacitar: “Toco mucho de oído. Siento mucho y me cuesta transmitirlo. Doy consejos porque fui de las primeras y por todo lo que me pasó me convertí en un testimonio de vida”.

Por último, Rocío dejó un mensaje: “Con la enfermedad aprendí que no importa el coraje que tengas o lo guerrera que seas. Yo conocí varias personas que la lucharon y perdieron. Lo único que te diferencia es vivir el proceso de manera optimista, ayudarte a vos misma, prepararte para la muerte o la sanación. Hacer más ameno el proceso con la gente que tenés al lado”. 

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