En Argentina el mercado avícola tiene un volumen de producción anual superior a los 2 millones de toneladas -se triplicó desde 2002- y factura alrededor de 3.000 millones de dólares.
Un equipo interdisciplinario del Gran Rosario desarrolló un promotor de crecimiento para aves basado en nanopartículas de cobre. El descubrimiento toma particular relevancia puesto que a partir del 2019 estará prohibido en el país la comercialización de alimentos para animales con antibióticos, por lo que el grupo investigador aspira a convertirse en la alternativa ideal para el mercado avícola. En Argentina esta industria tiene un volumen de producción anual superior a los 2 millones de toneladas -se triplicó desde 2002- y factura alrededor de 3.000 millones de dólares.
Además de adaptarse a las nuevas legislaciones, desde la empresa encargada del proyecto expresaron que el producto asegura un rendimiento adicional del 14% y menos costos frente a la posible competencia (como aceites esenciales y ácidos orgánicos).
«Estamos ahora con acciones para dar a conocer nuestro trabajo. Somos unos convencidos que en un sector como el avícola, con márgenes muy pequeños, vamos a tener un impacto muy positivo a medida que vayan testeando el producto y comprueben la eficacia. Allí es donde estamos más seguros», indicó Claudio Taglialegne, responsable de NanoSoluciones, una firma de innovación tecnológica que nació en 2012 tras comprobarse la capacidad de las nanopartículas para combatir la resistencia bacteriana producida por el uso de antibióticos en animales.
El estudio de estas micropartículas (un nanómetro equivale a una mil millonésima parte de un metro) es hoy un campo de intenso actividad para la ciencia, debido a una amplia variedad de aplicaciones potenciales en áreas tan diversas como medicina, electrónica o agricultura. Puntualmente en el caso de NanoSoluciones, radicada en Capitán Bermudez, se especializan en la industria alimenticia.
«Además de con el cobre, nosotros trabajamos con nanoparticulas de oro, zinc, plata y magnesio», detalló Taglialegne, quien expresó que el testeo del producto para aves lo realizaron a principios de año en una granja de la zona, utilizando una muestra de 100 animales: «En 60 aplicamos nuestro desarrollo sin antibióticos y obtuvimos un incremento de peso adicional del 14%, con una dósis promedio de 3 miligramos por día, lo cual es bajísimo, y sin efecto en los tejidos de los animales», contó.
La investigación -que se dio en el marco de una alianza con la Facultad de Ciencias Veterinarias de la Universidad Nacional de Rosario- cobra vital relevancia por una disposición del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) que fija para enero de 2019 el fin de los alimentos para animales con antibióticos, antiparasitarios o coccidiostáticos. Lo que se hace es seguir una tendencia iniciada hace más de una década por la Unión Europea, imitada por Estados Unidos en el 2014.
Según los considerandos de la Resolución 594/2015 del organismo nacional, estos cambios se orientan a «asegurar y mejorar las condiciones de inocuidad de los alimentos» en un contexto de constantes avances en materia de procesos productivos y a los fines de cuidar la salud humanafrente a posibles «sustancias indeseables».
Crecimiento
Aún en fase de proyecto, Taglialegne y su equipo se encuentran a la búsqueda de capitales que le permitan comenzar su fabricación a escala: «Necesitamos 250 mil dólares para construir una planta en Capitán Bermúdez, empezar a producir la nanopartícula de cobre y entrar en el mercado nacional, al menos con alguna de las grandes compañías», dijo el empresario, quien participa entre otros espacios de la incubadora de la UNR.
A partir del descubrimiento NanoSoluciones se ha presentado en diversos concursos. Recientemente ganaron un aporte en el marco de la convocatoria «Emprendimientos Más Competitivos» del gobierno de Santa Fe, aunque la mira está puesta en rondas de negocio con inversores.
El mercado avícola en nuestro país viene creciendo a ritmo sostenido desde principios de siglo. Según números del gobierno nacional, de las 680 mil toneladas producidas en 2012 se pasó en 2017 a 2,10 millones en 2017, y la expectativa es que este número siga en aumento. La facturación, en tanto, está en el orden de los 3 mil millones de dólares anuales.
Se trata asimismo de una industria muy concentrada, puesto que 6 empresas se reparten el 50% de la producción (liderados por Granja Tres Arroyos, que cubre un 20%), sobre un total de 4.500 establecimientos, distribuidos entre Entre Ríos (allí se ubica la mitad de las granjas), Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba.