Un productor ganadero denunció que le robaron animales de su campo por segunda vez en el año

El productor Rubén Mateos sufrió el 6 de octubre el robo de cinco toros, que estaban en un campo de su propiedad ubicado en el paraje Dos Naciones del Partido de Lobería, provincia de Buenos Aires. En enero, le sustrajeron 24 terneros del mismo lugar, pero la causa no prosperó y fue archivada. Exige que la Justicia investigue para esclarecer los hechos y poder tener respuestas de lo sucedido

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Rubén Mateos

El pasado 6 de octubre, el tandilense Rubén Mateos, sufrió un robo de animales en un campo de su titularidad, ubicado en el paraje Dos Naciones del partido de Lobería, zona lindera a Balcarce y Tandil. Con gran preocupación por lo sucedido, el damnificado deseó hacer público el lamentable hecho con la esperanza de que tenga resolución y pueda identificarse a los culpables.

 

 

Según el relato que le proporcionó a El Eco de Tandil, tres o más personas –puede deducirse el número porque encontraron tres caballos ensillados- encerraron cinco toros, tres de su propiedad y dos pertenecientes a su sobrino, Ignacio Mateos, presumiblemente durante la noche. “Son animales muy difíciles de manejar, se rompieron tablas de la manga por la misma fiereza de los animales y después los cargaron en un carro tirado por una camioneta, vi las huellas. Aparte, se llevaron tres ovejas y seis corderos”, detalló el denunciante.

El robo y traslado de estos animales de gran porte no es una tarea sencilla, sino que presupone mucho tiempo y un gran despliegue logístico para efectuar el traslado. “Para trasladar cinco toros es necesario emplear un carro de grandes dimensiones y no hay muchos en la zona”, destacó.

La víctima se dio cuenta del ilícito el mismo día en que fue cometido y, ante la falta de los animales, radicó inmediatamente la denuncia en el Comando de Prevención Rural de Lobería, con asiento en la estación Tamangueyú. El hecho está siendo investigado por el personal al mando del jefe de la Patrulla Rural, Carlos Torreano. La pena que establece el Código Penal para el delito de abigeato va de los tres a los ocho años de prisión, si fuere de cinco o más cabezas de ganado mayor o menor y se utilizare un medio motorizado para su transporte.

“Como ciudadanos queremos confiar en la Justicia, en la policía, queremos que se llegue a fondo, por el modus operandi hay una cadena de responsabilidades y por eso hacemos bien las cosas. Apelamos a que si alguien vio algo o tiene datos que denuncie, porque los delitos son recurrentes en la zona. La solidaridad es una herramienta para poder resolverlo”, expuso.

El antecedente

No es la primera vez que Mateos atraviesa una circunstancia de estas características. El 4 de enero de este año fueron sustraídos del mismo predio 24 terneros y se instruyó una causa por abigeato con injerencia de la UFI 2 de Necochea a cargo de la fiscal Silvia Gabriele,  y en la que intervino la ayudantía fiscal de Lobería, al mando de Vanesa Schneider.

Resulta llamativo que, el 21 de septiembre, el expediente fue archivado al considerar que la labor instructora llevada a cabo no acreditó la autoría responsable del hecho investigado  y “la carencia de  cualquier otro indicio que permita reunir pruebas suficientes para acreditar la existencia del hecho”. Esta decisión provocó una profunda desazón en la familia de Rubén Mateos, a la que posteriormente se le sumó el nuevo robo cometido.

De acuerdo a lo informado por el entrevistado, habría elementos probatorios como para que la investigación penal preparatoria siguiera su curso y no se archivara. Entre ellos, marcas del rodado empleado, y la huella del vehículo que, en una mala maniobra, golpeó una tranquera y le dejó marcas de pintura, previo a retirarse con el botín. Por otro lado, los terneros eran muy pequeños y aún no estaban marcados como corresponde, hecho que dificulta la posibilidad de identificación.

Ambos casos de abigeato truncaron el proyecto familiar de instalar una pequeña cabaña de producción ganadera. El productor agropecuario, que supo trabajar toda su vida como contratista rural, vendió maquinarias y elementos para comprar animales y producir de esa manera. Esto fue hace dos años, luego de que se le manifestara una enfermedad cardíaca y decidiera embarcarse en el proyecto para seguir trabajando.

“No nos dejaron, por eso preferimos contar lo que nos pasa”, señaló Mateos, quien quiere evitar que su problema de salud se agudice al tener que enfrentar estos escollos.

Con respecto a las posibles derivaciones del caso, refirió que los toros sí están marcados, por eso sospecha que los faenaron para vender la carne en negro, debido a que usarlos con otros fines, por ejemplo, la inseminación, es muy difícil por los controles que implica.  La policía, sin embargo, apunta a buscarlos en la zona, para descartar que se encuentren en algún campo.

Mientras tanto, espera y confía en que haya respuestas satisfactorias por parte de los encargados de seguir la línea de investigación, y que la gente no tenga miedo de denunciar cuando suceden eventos de esta índole, para evitar que los casos se sigan multiplicando.

Fuente: El ECO de Tandil

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