La mecanización de la cosecha de forrajes se plantea como la herramienta que permite a los sistemas ganaderos ser más rentables, estables y previsibles a lo largo del tiempo.
De acuerdo a las características que muestran los diferentes mercados (ya sean nacionales o internacionales), se comienza a trabajar sobre la premisa que la producción ganadera debería ser planificada de acuerdo a la demanda del mercado, a la posibilidad de comprar reposición barata en lo que se refiere a invernada, la necesidad de mejorar la alimentación cuando se está por entrar en servicio con el rodeo, o bien tener una alimentación constante y estabilizada a lo largo del año, como es la demanda de la producción de leche.
De acuerdo a estos conceptos comienza a hacerse impensable la posibilidad de producir carne o leche bajo un sistema que se torne frágil frente a variaciones o inclemencias climáticas y es por ella que la producción de forrajes conservados de alta calidad se convierten en la herramienta fundamental que ayuda a los productores a tomar las decisiones estratégicas acertadas en lo que se refiere a su sistema productiva ya sea de carne, leche o bien sistemas mixtos en donde conviven la agricultura con la ganadería intensiva.
Fundamentos de la incorporación de los forrajes conservados a los procesos productivos:
Estabilizar la producción:
A lo largo del año existen baches en la oferta forrajera que dependiendo de la zona y geografía de producción pueden darse en diferentes épocas del año y siempre constituyen un problema en la planificación de la carga animal de los establecimientos, teniendo períodos en donde falta el alimento que asegure la subsistencia del rodeo y épocas en donde las pasturas son sub aprovechadas.
Es este el momento en el que se hace necesario programar los procesos de conservación de forrajes, a fin de diferir el excedente hacia épocas de escasez de alimento.
Aumentar la producción:
Es lógico pensar que en sistemas de alimentación estabilizados y en donde se puede contar con todos los componentes básicos de una dieta ganadera (Fibra, Proteína y Energía), los procesos de producción sean planificados y por lo tanto eficientice el sistema, haciendo que las ganancias se multipliquen.
En este punto se debe destacar que cuando existen alimentos disponibles, aunque estos sean forrajes conservados, las decisiones a tomar en lo referente a la alimentación serán bien pensadas y planificadas, por no existir urgencias en el sistema y por lo tanto seguro serán mucho mas acertadas que cuando se actúa desde la urgencia, justificando aún mas la necesidad del forraje conservado como una herramienta para el aumento de la producción.
Diversificar la producción:
En las zonas de producción en donde conviven la ganadería con otra actividad agrícola, es lógico pensar que los vaivenes económicos lleven a hacer a otras actividades mas o menos rentables que la ganadería misma.
Es por ello que cuando se da esta situación puntual, el forraje conservado permite hacer un uso más eficiente de la tierra concentrando el ganado en un área marginal o mas concentrada del campo, liberando tierras para otro uso sin necesidad de deshacerse del rodeo original.
Diferentes tipos de conservación de forrajes
Los forrajes conservados se pueden clasificar, de acuerdo a como se procede para su conservación.
Conservación física:
Se realiza mediante la acción de agentes climáticos, (luz solar, calor, viento) favoreciendo la evaporación o eliminación del agua de de los tejidos de la planta para, que la misma no sufra procesos de descomposición en el futuro.
Literalmente se deseca la planta mediante los agentes climáticos, para luego recogerla y almacenarla mediante diferentes sistemas. (Fardos, rollos, parvas).
Conservación química:
Es la que se realiza mediante la acción de microorganismos (principalmente bacterias), las cuales en ausencia de oxígeno, producen ácidos que ayudan a la conservación del forraje ya que se inhiben los procesos de descomposición, por la alta acidificación del medio.
Estos microorganismos utilizan los hidratos de carbono de la planta para producir los ácidos que sirven como conservantes.
Se debe destacar que para la producción de algunos forrajes conservados se utiliza solamente la conservación física (henos), para otros la química (silajes de maíz o sorgo granífero) mientras que existen forrajes conservados que para su producción necesitan de procesos físicos y químicos, para que su conservación sea adecuada, tal el caso de los silajes de pasturas o el henolaje empaquetado.
Otra clasificación que se puede realizar de los forrajes conservados es si se pica o no la fibra para su confección; por lo que los forrajes pueden ser picados o no picados y con conservación química (CQ) o física (CF) de acuerdo a lo expresado en el cuadro siguiente:
Otra de las clasificaciones y quizás la más utilizada, es por el contenido de humedad con que se confeccionan los diferentes tipos de forraje conservado:
- Heno 20% de humedad.
- Henolaje 50% de humedad.
- Henilaje 60-65% de humedad.
- Silaje 70% de humedad.
Cada uno de los alimentos ofrece básicamente Fibra, Proteína y Energía a la dieta de los animales, y si bien los FFCC también los ofrecen es importante diferenciarlos de acuerdo a qué aportan en mayor medida a la dieta.
Heno: Proteína, fibra
Henolaje: Proteína , fibra
Silaje de pasturas: Proteína, fibra
Silaje de maíz y sorgo granífero: Energía y fibra
Silaje de Grano húmedo: Energía.
Esa clasificación es fundamental a tener en cuenta cuando se planifica la producción de los FFCC para ofrecer a los rodeos, saber lo que realmente se está necesitando y con respecto a eso elegir qué tipo de forraje conservado se va a producir.
De este punto se desprende el razonamiento de por qué elegimos un sistema de conservación por sobre los restantes, y es allí cuando empiezan a tomar relevancia otros aspectos que ayudan a decidir qué sistema de conservación se va a utilizar de acuerdo a algunas características o situaciones que se presentan a diario en las explotaciones ganaderas.
Qué tipo de forrajes producir:
Para tomar esta decisión hay que tener en cuenta algunos factores que se desarrollan a continuación
Disponibilidad del forraje:
Existen especies que entregan el forraje en forma paulatina a lo largo del año (alfalfa por ej.) lo que permite cosechas parciales y por lo tanto métodos de cosecha mas lento, tal como el heno o henolaje, en tanto que para especies que entregan una gran cantidad de volumen de Materia Seca (como el maíz o sorgo), el silaje se constituye en un método mas adecuado debido a que la recolección del material se hace mucho mas rápido.
Monto de la inversión:
Ya sea que se trabaje con maquinaria propia o contratada, el monto de inversión para algunos sistemas de conservación puede ser una limitante para su adopción por lo que en la mayoría de los casos se puede reemplazar un sistema por otro que aunque no sea tan eficiente puede ser un costo reducido de tal manera que siempre se confecciones el forraje conservado necesario.
En este punto también puede incidir la capacidad financiera para el pago, ya que los sistemas que permiten cosechas parciales, siempre contemplarán pagos paulatinos o fraccionados, en tanto que las cosechas inmediatas, demandan un pago a corto plazo que debe amortizarse durante su uso a lo largo del año.
Capacitación y disponibilidad de personal:
Debido a que existen sistemas de conservación que son mas riesgosos en cuanto al logro de la calidad que se demanda, es que hay que ser muy cuidadosos en el proceso de confección, almacenaje y suministro.
La capacitación y la disponibilidad de personal idóneo y responsable juega un rol importantísimo en la adopción de cada uno de los forrajes conservados, teniendo en cuenta que cuando no se cuenta con personal capacitado, se deben buscar sistemas que minimicen los riesgos y sean sencillos de aplicar en el proceso productivo.
Condiciones climáticas y geográficas:
De acuerdo a las clasificaciones descriptas anteriormente, se puede observar que hay forrajes conservados que ofrecen los mismos componentes a la dieta.
El fundamento de elegir cada uno de ellos, radica en que de acuerdo a las características climáticas en donde se los produzca será necesario ajustar los porcentajes de humedad del momento de confección de acuerdo a la mayor o menor facilidad de secado del forraje según las condiciones reinantes en cada zona.
Características nutricionales:
Finalizando, cabe destacar que si bien se tratara de acomodar el sistema de conservación elegido a las condiciones que se describen en los puntos anteriores, nunca se debe perder de vista que cada forraje aporta un ingrediente a la dieta que el fin último de su confección es el de completar la alimentación de los rodeos, no solamente en cantidad sino también en calidad, para hacer a las explotaciones mas eficientes y rentables.
De todo lo antes dicho se puede resumir diciendo que existen diversos y excelentes sistemas de conservación de forrajes, uno o más pueden ser los correctos para cada explotación, pero no existe uno que sea el correcto para todas las explotaciones y usos.
Depende de cada productor la interrelación de acuerdo a las características climáticas, geográficas, económicas y demandas nutricionales necesarias para elevar los niveles productivos.
La calidad de los forrajes conservados dependerá directamente del material original y del cuidado en los procesos de conservación; en consecuencia, todos los forrajes tendrán una calidad inferior al material original dependiendo su valor nutritivo, del cuidado puesto y la maquinaria utilizada en los procesos productivos.