Producir 270 kilos de carne por hectárea

Tres amigos producen 270 kilos de carne por hectárea en Trevelin, pero con manejo holístico buscan llegar a 700 kilos.

En Trevelin, Chubut, se puede hacer ganadería bovina y obtener muy buenos márgenes por hectárea, y a la vez de cuidar y mejorar los suelos. Eso lo demuestran tres amigos: Rolo, Eduardo y Martín, que hace un par de años fundaron la empresa Chacras Integradas del Sur y llevan a cabo el proyecto Trono de Nubes, en referencia al cerro que sirve de telón de fondo a sus lotes de vacas caretas.

 

En varias chacras alquiladas (ninguno de ellos es dueño de tierras), los tres socios ponen de 2,5 a 3 animales por hectárea, es decir tres o cuatro veces más de carga animal que cualquier vecino ganadero de la zona. “Este campo antes tenía 20 vacas y ahora cuenta con estos 230 novillos que ven”, contó Rolo Solís.

Los promedios que manejan los ganaderos tradicionales van alrededor de 100 kilos de carne por hectárea. En cambio, en esos pequeños campos del paraje llamado Trono de Nubes ya llegan a los 270 kilos en la misma unidad y fantasean con alcanzar los 700 kilos, como en los mejores campos de la región pampeana. Lo ven factible al cabo de unos años de buenas prácticas y sobre todo de ganadería regenerativa.

¿Dónde está el secreto para lograr esos índices productivo en el Paralelo 43 sur, donde hace un frío que provoca que el pasto no crezca ni un centímetro durante la mitad del año? La respuesta, según Rolo, está en el manejo holístico, un sistema de manejo ganadero que además permite regenerar los suelos, ya que administra la presión de los rumiantes sobre la población de pasturas. La idea es dejar siempre vivas las especies forrajeras valoradas, mediante un pastoreo rotativo de carga animal intensiva.

“En está pastura que ves bien linda y verde ahora le vamos a sacar los animales, alguien que nadie haría por acá”, nos explicó Rolo.

Los tres socios, entonces, tienen que diseñar el sistema pensando en administrar muy bien el pasto y los sobrantes de verano. “Acá no hay períodos libres de heladas”, describió el pequeño ganadero, dando cuenta de la rusticidad productiva de la zona.

Lo más curioso y valorado del proyecto es que los amigos empezaron con una mano atrás y otra delante: no tenían ni una hectárea propia ni una cabeza de ganado. Tal vez esta sea la clave para haber decidido manejar los campos de esta forma novedosa y disruptiva. Resulta mucho más difícil cambiarle el chip a aquellos ganaderos de tradición familiar, a quienes en el sur se le deterioran los campos por manejar los animales de forma extensiva como aprendieron de sus antepasados europeos.

Martín Fantino cuenta que vino de Saladillo, donde los recursos productivos son muy distintos a los que se encontró cuando llegó a Chubut. “Acá empecé a trabajar por mi cuenta en campo alquilado y luego me uní a Rolo y Eduardo que estaban en la misma, y formamos Chacras Integradas del Sur”, describió.

Al principio, y antes del despelote financiero que se generó en la segunda mitqad del gobierno de Mauricio Macri, los tres amigos consiguieron financiamiento de varios inversores provados (la mayoría de ellos también amigos) a los que podían ganartizarle hasta el 30% de retorno, lo que era más que una Lebac. “En aquel momento los plazos fijos estaban al 25% y una Lebac al 27%. Luego se fue todo al diablo”, señaló Martín.

Sin embargo, hoy ofrecen ganancias del 20% a todo aquel que les lleve sus vacas, un crecimiento genuino basado en un aprovechamiento creciente de los recursos naturales. Por ahora siempre en campo alquilado y no ven otra forma distinta de trabajar. “Sabemos que le estamos mejorando el campo y es la mejor forma de producir para nosotros”, explicó.

Vía: Bichosdecampo

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *