A contramano del viento a favor

En la actualidad, con un escenario de precios mucho más modesto que 13 años atrás, la cotización de la soja en el mercado de Chicago ofrece el valor más alto en 30 meses. Sin embargo, las posibilidades de aprovechar sus efectos parecen, una vez más, limitadas.

En lo que va de octubre, la mejora internacional en el valor de la oleaginosa se ha visto reforzada por el estímulo nativo que significa una reducción de tres puntos en el valor de las retenciones.

Cuando muchos creían que ambos factores iban a generar un viento de cola para incentivar las ventas domésticas, la oferta sigue sin aparecer en el mercado.

El freno para los productores sigue siendo qué hacer con los ingresos, luego de convertir el grano en pesos. Ante esta limitante, la estrategia sigue siendo conservar lo que queda de la cosecha en los silos, como resguardo de valor.

El propio Presidente admitió esta semana que la rebaja temporal de las retenciones no está funcionando como esperaban, pero indicó que el balance se hará más adelante. Sin identificar las razones de por qué la medida no generaba incentivo, Alberto Fernández sostuvo que el responsable es el mercado que no exporta y que no liquida dólares.

Desempeño

Más allá de lo que pueda suceder en el último trimestre del año, período en el cual el Gobierno nacional espera recuperar divisas a través de las exportaciones, en lo que va del año la agroindustria hizo el esfuerzo para mantener sus niveles de comercio exterior, en un contexto anormal por la pandemia del Covid-19.

En los primeros ocho meses del año, 44 sectores de la agroindustria aportaron ingresos por ventas al exterior por un total de 27.146 millones de dólares, apenas 1,5 por ciento menos que en igual período de 2019, cuando la facturación fue de 27.555 millones de dólares, según el último monitor de exportaciones agroindustriales del Ministerio de Agricultura de la Nación.

En esa composición, un total de 21 cadenas mostró balance positivo, mientras que 23 de ellas tuvieron un desempeño menor al registrado entre enero y agosto de 2019.

Al que el Gobierno le asigna la mayor “responsabilidad” a la hora de generar divisas, como es el complejo sojero, tiene números en rojo.

La venta del grano, la harina y el aceite de soja exhibieron en los primeros ochos meses del año una caída de uno por ciento en precio y cuatro por ciento en volumen. Por su parte, la carne bovina, de cerdo, los embarques de maíz, maní y garbanzo, subieron en volumen y en facturación (salvo los cortes vacunos).

Habrá que esperar en los próximos meses si la suba de los precios de la soja consolida el viento de cola y en el país se generan las condiciones para que pueda ser aprovechada.

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