El programa del dólar agro, que establece un tipo de cambio de $300 para empresas de economías regionales, está generando problemas de competitividad para las industrializadoras y acopiadoras no inscritas.
Además, se ha observado un importante comercio ilegal con países vecinos, afectando tanto al Gobierno como a los exportadores legales.
La implementación del programa del dólar agro, que estará vigente hasta el 31 de agosto, ha generado una serie de dificultades y distorsiones en el sector. Empresas relacionadas con las economías regionales que no se han inscrito en el programa están experimentando problemas de competitividad, ya que los productores les venden a un tipo de cambio que es una combinación del dólar agro y el libre. Esto se ha evidenciado principalmente en el comercio de legumbres.
Distintas fuentes consultadas han alertado sobre la existencia de un comercio ilegal significativo, especialmente con países vecinos como Brasil, Bolivia y Paraguay. Operadores extranjeros ingresan a Argentina y realizan pagos en efectivo en dólares, lo cual también representa un perjuicio para el gobierno, ya que no se registra un ingreso económico legal. Además, esta situación afecta a los exportadores legales que buscan ser competitivos en el mercado internacional.
El programa del dólar agro se implementó junto con la última edición del dólar soja y requiere cumplir ciertas condiciones para acceder, como la firma de acuerdos obligatorios con la Secretaría de Comercio y el establecimiento de precios y abastecimiento al mercado interno. En el caso de las legumbres, se estima que solo unas pocas empresas se han inscrito en el programa.
Muchas de las empresas dedicadas a la industrialización y acopio de granos de legumbres también son productoras, por lo que solo compran una parte de terceros. Han evaluado los beneficios de unirse al programa, pero finalmente han descartado la posibilidad. Los productores solicitan precios que reflejen una combinación entre el dólar agro y el libre, lo cual aumenta los costos y disminuye la competitividad de aquellos que compran volúmenes significativos a terceros.
Las fuentes empresariales del sector de legumbres han señalado que, además de las condiciones para unirse al programa, no había mucho stock disponible por parte de los productores. A esto se suma que el tipo de cambio de $300 ya no resulta atractivo debido a la devaluación del dólar oficial. En las últimas semanas, las economías regionales han solicitado una actualización del precio reconocido por el gobierno, dado que el tipo de cambio oficial se acerca a los $300. Esta solicitud ha sido liderada por los bodegueros, pero otros sectores también comparten esta preocupación.
Se estima que las economías regionales aportarán alrededor de US$280 millones hasta finales de este mes, según cifras oficiales. La brecha cambiaria se ha convertido en la principal barrera para los exportadores de las economías regionales, ya que afecta su competitividad. Los insumos productivos tienen precios vinculados al valor del dólar paralelo, mientras que los ingresos que reciben por las exportaciones son inferiores al tipo de cambio oficial. Esto se traduce en un desafío para los industrializadores, cuyos insumos incluyen los granos que compran para sus procesos de producción.
Varias fuentes han puesto de relieve el problema del comercio ilegal con el poroto negro que se dirige a Brasil. Clientes fronterizos fluctúan según sus propios stocks y suelen pagar en efectivo, una práctica que los compradores internos no pueden realizar. Este ejemplo ilustra los desafíos y distorsiones generados por el comercio informal en el marco del programa del dólar agro.