A partir de un convenio entre el INTA y el frigorífico Arrebeef, se analizaron alternativas de compostaje de baja escala de residuos orgánicos. De este modo, se revalorizan los desechos sólidos generados en la planta y que luego se extraen del biodigestor.
Desde hace algo más de un año, el frigorífico Arrebef encontró una manera de agregar valor de su producción, a partir de revalorizar los residuos sólidos que son generados en la planta y que luego se extraen del biodigestor.
A través de un convenio con el INTA, se evaluaron alternativas de compostaje de baja escala de residuos orgánicos con el objetivo de poner en valor estos desechos y transformarlos en enmiendas orgánicas de calidad y uso seguro.
Laura Magri extensionista de INTA Arrecifes (Buenos Aires)–explicó que los residuos orgánicos generados en el frigorífico Arrebeef son tratados en un biodigestor anaeróbico de 5.000 metros cúbicos.
De este modo y a través del proceso de digestión anaeróbica, los residuos son transformados en biogás, que es convertido en energía eléctrica mediante un motor de cogeneración. Además de biogás, diariamente se generan 7 toneladas de residuos sólidos.
Magri explicó que los residuos orgánicos que se procesan en el biodigestor son efluentes de origen vacuno como sangre, estiércol, rumen y lavado de corrales. Además, trabajan con una línea de residuos orgánicos concentrados constituida por decomiso y sebo, que previamente recibieron un tratamiento especial en digestores y una planta trituradora.
RESIDUOS QUE PASAN A AGREGAR VALOR
“La vinculación con el INTA surge a partir del interés de Arrebeef por valorizar el biodigerido sólido que se extrae del biodigestor”, explicó Antonella Di Nardo, técnica de Arrebeef Energía.
Y agregó: “A partir de esta vinculación, surge un convenio de asistencia técnica para evaluar las características del biodigerido tal como sale del biodigestor, los posibles sistemas de tratamiento a realizar y la calidad del producto final”.
ArreBeef Energía es una muestra de la línea de trabajo de la empresa con respecto al agregado de valor. El emprendimiento nació en 2017 y apunta a que la compañía sea cada día más sostenible en todos sus procesos.
Por medio del tratamiento eficiente de los residuos orgánicos del frigorífico, buscan contribuir a la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero y aportar energía de origen renovable a la red eléctrica nacional.
En la web de Arrebefef aclaran que “somos la primera planta del mundo en generar energía renovable a partir de los residuos orgánicos del proceso productivo de la industria frigorífica”.
EL ROL DEL INTA EN EL PROCESO
Para el trabajo en la planta, el INTA brindó asesoramiento y realizó un análisis integral del material para lograr la transformación de este subproducto.
En una primera etapa, en el Laboratorio de Calidad de Alimentos, Suelos y Agua de la Estación Experimental Agropecuaria de INTA Pergamino, se realizó la caracterización fisicoquímica, microbiológica y de los elementos potencialmente tóxicos del biodigerido sólido.
Un dato a tener en cuenta es que si bien el material había sido sometido a un proceso de degradación anaeróbica, el residuo sólido que se retiró del biodigestor no cumplía con los parámetros microbiológicos establecidos para su uso agronómico.
Por esto, se requirió un proceso adicional para garantizar que se cumplan los parámetros de calidad relacionados con la ausencia de patógenos, la estabilidad, la madurez, y los valores límites para los elementos potencialmente tóxicos.
“El compost debe estar estable, maduro e higienizado, cumpliendo con indicadores específicos y límites establecidos para elementos de calidad. Según estos valores, el compost se clasifica en clase A o clase B, diferenciándose en la restricción de la dosis de aplicación del segundo”, indicó Magri.
Con este fin, se evaluaron dos sistemas de compostaje de baja escala, diferenciados por el sistema de aireación: volteo mecánico y aireación forzada.
En relación con la aireación, para acelerar el proceso y reducir los tiempos de tratamiento, se evaluaron dos sistemas activos. Por un lado, la aireación forzada, que utiliza un ventilador para inyectar aire a través de tuberías perforadas, y por el otro, la aireación mecánica que oxigena el material periódicamente con implementos como una pala mecánica o una volteadora.
LOS RESULTADOS
Al momento de evaluar los resultados, ambos sistemas de compostaje lograron disminuir el contenido de coliformes fecales, cumpliendo con la normativa 19/2019.
Sin embargo, el sistema con aireación mecánica alcanzó la estabilidad y madurez requeridas en 177 días, mientras que el sistema con aireación forzada no cumplió con los valores exigidos en el mismo período.
“Este logro asegura que el producto final del compostaje con aireación mecánica sea seguro para su aplicación como enmienda orgánica”, afirmó Magri.
A modo de balance final, la especialista del INTA remarcó que el sistema con aireación mecánica permitió obtener una enmienda orgánica de calidad, transformando residuos en recursos que contribuyen a la sustentabilidad del suelo.
“El compost contiene cantidades significativas de materia orgánica estabilizada, útil para la recuperación de suelos agrícolas degradados. Además, puede ser exitosamente utilizado en horticultura, viveros y paisajismo y el producto final obtenido es un recurso valioso para diversas actividades productivas”, concluyó.