Productores ecuatorianos estiman una producción récord de más de 1,8 millones de toneladas de maíz duro este año. El buen clima, el uso de semillas certificadas y un mejor manejo técnico impulsan este logro agrícola.
Ecuador se encamina a registrar la mayor cosecha de maíz duro de su historia. Según proyecciones de organizaciones de productores, la campaña 2025 cerrará con una producción superior a las 1,8 millones de toneladas, superando ampliamente los registros de años anteriores.
La noticia fue celebrada por agricultores de las principales zonas productoras –Los Ríos, Guayas, Manabí y Loja– quienes destacaron que este logro es resultado de una combinación de factores clave: clima favorable, ampliación del área cultivada, uso masivo de semillas certificadas y mejoras en el manejo agronómico.
Tecnología y planificación al servicio del rendimiento
Durante esta campaña, más del 70% de los productores utilizaron semillas certificadas, lo que garantizó una mejor germinación, sanidad del cultivo y uniformidad en la cosecha. Además, se observaron buenas prácticas en fertilización, control fitosanitario y manejo del agua, gracias al acompañamiento técnico brindado por asociaciones agrícolas y entidades estatales.
En comparación con campañas anteriores, los rendimientos promedio se incrementaron hasta en un 15% por hectárea, especialmente en zonas con riego y acceso a insumos.
Impacto económico positivo
La cosecha récord llega en un momento clave para el agro ecuatoriano. Según líderes del sector, la alta producción contribuirá a mejorar la oferta interna, estabilizar los precios del grano para la industria alimenticia y reducir la necesidad de importaciones.
«Este año vamos a tener suficiente maíz para abastecer el mercado nacional y asegurar el alimento para el sector avícola y porcino», sostuvo un dirigente de Los Ríos. También subrayó que el maíz es estratégico para la seguridad alimentaria y que este resultado «es fruto del esfuerzo del pequeño y mediano productor».
El precio, en la mira de todos
Si bien la producción es motivo de celebración, los productores advierten sobre la necesidad de mantener precios justos y estables, para garantizar rentabilidad. Solicitan al gobierno que regule las importaciones y fiscalice la comercialización, evitando el ingreso de maíz extranjero a bajo costo durante el pico de cosecha local.
Además, se plantean mejoras en el sistema de acopio y comercialización, para evitar la sobreoferta estacional que suele presionar los precios a la baja en perjuicio del agricultor.
Con este resultado, Ecuador consolida su posición como productor clave de maíz en la región andina, y da señales de madurez técnica y organizativa en su agricultura cerealera. Las asociaciones del sector ya trabajan en estrategias para mejorar la industrialización local, impulsar la exportación de derivados y agregar valor a la cadena.
El desafío ahora será sostener este nivel de productividad con políticas públicas que fortalezcan al agro, aseguren acceso a crédito, insumos y tecnologías, y mejoren la infraestructura rural.

