Trigo en alerta: los excesos hídricos ponen en jaque la cosecha en Santa Fe y Buenos Aires

Las lluvias intensas del fin de semana saturaron los suelos en zonas clave y generan preocupación entre los productores por la evolución de la campaña triguera.

Las últimas precipitaciones registradas entre el 15 y el 21 de septiembre dejaron acumulados significativos en distintas regiones del país, con un fuerte impacto en dos de las provincias más estratégicas para la producción de trigo: Santa Fe y Buenos Aires. El reporte semanal de Eventos Meteorológicos Destacados marcó que en el noreste santafesino los acumulados superaron los 90mm, lo que excedió ampliamente la capacidad de absorción de los suelos y derivó en anegamientos que ponen en riesgo el cultivo en pleno desarrollo.

Trigo en alerta: los excesos hídricos ponen en jaque la cosecha en Santa Fe y Buenos Aires

A nivel nacional, los registros también fueron importantes en otras zonas del Litoral y el NEA. En Monte Caseros (Corrientes) se reportaron 133mm, en Posadas (Misiones) 117mm y en Gancedo (Chaco) 110mm. Sin embargo, los especialistas coinciden en que el escenario más delicado se observa en el noreste de Santa Fe y en el centro-sur de Buenos Aires, donde la concentración triguera es determinante para el abastecimiento interno y para la proyección exportadora del país.

En el caso santafesino, los excesos hídricos afectan directamente a los lotes agrícolas, que no logran drenar a la velocidad necesaria. El problema no es menor: se trata de una provincia que figura entre las principales productoras de trigo de la Argentina, y que este año venía mostrando buenas expectativas en materia de rindes. Los técnicos advierten que el exceso de agua en los suelos puede ocasionar no solo una caída en el rendimiento, sino también un deterioro en la calidad panadera del grano, un factor clave en los contratos de exportación.

La situación no es muy diferente en la provincia de Buenos Aires, que concentra la mayor superficie sembrada de trigo en el país. Allí, localidades como Bolívar registraron 91mm y Tres Arroyos 82mm, con lo cual se agudizó una tendencia de suelos saturados que ya se venía arrastrando desde semanas anteriores. Según los reportes agronómicos, desde la siembra en junio los perfiles se encuentran cargados por encima de lo normal. En Las Flores, por ejemplo, se acumulan más de 230mm de agua excedente que no pudo ser incorporada por el suelo, mientras que en Tres Arroyos el nivel de saturación llega a 84mm adicionales. Estos datos ponen en evidencia un escenario que, de no revertirse, podría derivar en complicaciones logísticas en los campos y pérdida de hectáreas productivas.

Situación actual de las reservas hídricas en los suelos
Situación actual de las reservas hídricas en los suelos

Los excesos hídricos no solo afectan la capacidad de los suelos de sostener al cultivo, sino que también generan un riesgo sanitario adicional. El ambiente de alta humedad favorece la proliferación de enfermedades foliares, que pueden acelerar el deterioro de las plantas y sumar otro factor de presión sobre los productores. En paralelo, la dificultad para ingresar con maquinaria a los lotes complica las tareas de monitoreo y aplicación de fitosanitarios, lo que eleva los costos de manejo.

El impacto económico de este cuadro es significativo. El trigo representa un cultivo estratégico para la Argentina, no solo por su importancia en la rotación agrícola, sino también porque es una de las fuentes principales de divisas a través de las agroexportaciones. Cualquier alteración en el volumen o en la calidad del grano repercute directamente en el balance comercial y en la capacidad del país de cumplir con sus compromisos internacionales. En un contexto donde el mundo sigue demandando alimentos y donde países competidores como Brasil y Uruguay también buscan consolidar su posición en los mercados, la Argentina no puede darse el lujo de perder terreno.

El pronóstico climático para las próximas semanas indica que podrían registrarse nuevas precipitaciones en las zonas productivas, lo que prolongaría la situación de suelos saturados y complicaría aún más el panorama. Frente a esto, los productores deberán ajustar estrategias de cosecha y manejo del agua para mitigar el daño. El desafío es grande: se trata de compatibilizar la necesidad de sostener el rendimiento y la calidad del grano con un contexto climático adverso y con condiciones económicas locales que ya de por sí presionan la rentabilidad, como las retenciones, la brecha cambiaria y los altos costos logísticos.

El mercado internacional, por su parte, sigue atento a la evolución de la campaña sudamericana. Con la región consolidada como uno de los principales proveedores globales de trigo, cualquier alteración en la oferta argentina impacta en la dinámica de precios. La incertidumbre sobre la cosecha local se suma a la volatilidad propia de los mercados agrícolas, lo que genera expectativas y nerviosismo en los operadores.

 

En definitiva, la campaña triguera 2025 se desarrolla en un escenario de incertidumbre climática y presión económica, donde cada milímetro de agua acumulada puede marcar la diferencia entre una cosecha exitosa y una temporada con pérdidas. Los ojos del sector están puestos en el cielo, a la espera de que la ventana de lluvias se modere y permita que los cultivos puedan encaminarse hacia una cosecha que, pese a las dificultades, sigue siendo vital para la economía argentina.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *