(64) y Olga (85) comparten quiénes estuvieron a su lado durante el proceso: familia, amigos, parejas, hijos… redes que sostienen, escuchan y abrazan.
Porque transitar la enfermedad no es solo un camino médico, sino también humano.
Contar con una red de contención hace la diferencia: acompañar salva, alivia y fortalece. 
