El INTA Guatraché y Anguil comprobó que la combinación de nitrógeno y fósforo mejora un 16% la producción y la eficiencia hídrica del mijo perenne.
El mijo perenne (Panicum coloratum L.) se consolida como una de las especies forrajeras más prometedoras para los sistemas ganaderos del sudeste pampeano. Reconocido por su resistencia a la sequía, alta productividad y capacidad de rebrote, este forraje fue objeto de un estudio del INTA Guatraché junto al Grupo de Suelos de la EEA Anguil, donde se evaluaron distintas estrategias de fertilización y renovación para mejorar su desempeño.
Los resultados, obtenidos a lo largo de dos campañas consecutivas, muestran que la fertilización estratégica con nitrógeno y fósforo incrementó la producción de forraje en un 16 % y mejoró la eficiencia en el uso del agua en un 10 %. «El mijo perenne ha demostrado ser una especie muy eficiente para las condiciones del sudeste pampeano, especialmente en suelos con baja disponibilidad de nutrientes«, explicó Susana Paredes, investigadora del INTA. La especialista destacó también su alta capacidad para captar radiación solar y resistir condiciones extremas, como sequías prolongadas o heladas de hasta -18 °C, en el cultivar Klein Verde.
El ensayo se desarrolló sobre un suelo franco-arenoso con una pastura implantada en 2014, donde se probaron distintos niveles de fertilización: 40 y 80 kilogramos de nitrógeno por hectárea por año, con y sin fósforo, además de un testigo sin fertilizar. Los mejores resultados se lograron con 40 kg de nitrógeno por hectárea, lo que permitió incrementar la producción en 900 kilos por hectárea. «Cuando se combinó con fósforo, la respuesta fue aún mayor, alcanzando incrementos de hasta 2000 kilos por hectárea«, detalló Paredes.

Durante el primer año, caracterizado por precipitaciones inferiores al promedio, los rendimientos oscilaron entre 3667 y 4500 kilos de materia seca por hectárea. En el segundo año, con mejores condiciones climáticas, los valores aumentaron hasta 7900 kilos. Según Daiana Huespe, integrante del equipo técnico, los tratamientos con nitrógeno mostraron una mejor calidad forrajera, con proteína bruta entre 7,6 y 8,7 % en verde, y una digestibilidad de 57 %.
En cuanto a la producción de raciones, el mijo perenne aportó entre 600 y 700 raciones por hectárea, mientras que la fertilización combinada agregó entre 100 y 200 raciones adicionales, confirmando su potencial como recurso forrajero estratégico para sistemas ganaderos que enfrentan limitaciones hídricas y baja fertilidad.
«La fertilización combinada con nitrógeno y fósforo constituye una alternativa agronómica eficiente para potenciar la productividad y calidad del mijo perenne, posicionándolo como una opción valiosa para los sistemas ganaderos del sudeste pampeano«, concluyó Paredes.
El próximo 11 de noviembre, el INTA presentará estos resultados durante la 4ª Jornada a Campo sobre Pasturas Perenes, que se realizará en el Parque El Triángulo de Jacinto Arauz (La Pampa). El encuentro abordará temas como renovación de lotes, selección de materiales, estrategias de fertilización y manejo ganadero, con actividades prácticas a corral.

