
La harina de soja, el producto estrella de las exportaciones argentinas, atraviesa una transformación silenciosa pero profunda: el mundo está cambiando sus destinos y la Argentina está reconfigurando su rol en el comercio global. En la última campaña, este subproducto llegó a más del 35% de los países del planeta, consolidando su alcance internacional incluso en un escenario de precios históricamente bajos.
Entre 2019 y 2024, la harina de soja explicó en promedio más del 13% de todas las ventas externas nacionales, y en momentos como 2014-2016 superó el 17%. Pese a su peso estructural, la campaña 2024/25 estuvo marcada por una fuerte caída de precios: los valores FOB retrocedieron cerca del 20% interanual, tocando mínimos nominales no vistos desde 2007/08.
Un giro en el tablero mundial: Asia avanza, Europa retrocede
El movimiento más significativo no está en los precios, sino en el cambio de destinos.
Europa, que en los años 2000 llegó a concentrar el 54% de los envíos argentinos, redujo su participación a cerca del 35%, luego de una década de descenso sostenido: de un pico de 2,6 Mt en 2013/14 cayó a 1,4 Mt en 2023/24.
Mientras tanto, Asia tomó la delantera. Su participación creció del 30% al 45%, convirtiéndose en el principal destino para la harina argentina.
Dentro del continente, el dinamismo está dividido en dos frentes:
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Sudeste Asiático, con Vietnam e Indonesia como compradores históricos y estables.
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Medio Oriente, hoy el motor del crecimiento, impulsado por Arabia Saudita, Irán, Jordania, EAU y Turquía.
América gana terreno y África pierde participación
África, que durante años representó cerca del 10% de los embarques, cayó al menor nivel en más de 15 años. Ese espacio fue ocupado por países americanos, especialmente miembros de la Alianza del Pacífico.
Colombia, Chile, Perú y Ecuador marcaron récords de importaciones en 2023/24 y se consolidan como nuevos actores clave.
Un polo industrial que potencia la exportación
Argentina cuenta con una de las mayores capacidades de procesamiento de soja del mundo y un polo aceitero sin equivalentes como el del Up River. Esta infraestructura permite exportar harina y pellets a una escala global:
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64 países recibieron harina argentina en lo que va de 2024/25.
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68 países la compraron en la campaña anterior.
Hoy, la harina de soja argentina llega a más de un tercio del planeta, manteniéndose como un vector decisivo en las relaciones comerciales del país y como uno de los productos agroindustriales más buscados a nivel global.
Fuente: Bolsa de Comercio de Rosario – Guido D’Angelo – Emilce Terré

