Bienestar animal: impulsan un sistema nacional para certificar alimentos con estándares superiores

La diputada María Sotolano (Pro) presentó un proyecto para crear un sistema voluntario de certificación de bienestar animal, con sello oficial y control del SENASA, que apunta a sumar transparencia y valor agregado en la góndola.

La discusión sobre bienestar animal gana terreno en el mercado global y también empieza a mover la agenda local. En ese contexto, la diputada nacional María Sotolano (Pro) presentó una iniciativa que busca crear el Sistema Nacional de Certificación Voluntaria de Bienestar Animal (SNCVBA), un esquema que permitiría identificar -de manera oficial y verificable- a los productos de origen animal que se elaboran bajo estándares superiores.

El proyecto propone un régimen voluntario, destinado a todos los actores de la cadena agroalimentaria: producción, transporte, faena y comercialización. Quienes quieran acceder al sello deberán inscribirse en un registro nacional y cumplir con los requisitos técnicos que establezca el SENASA, que oficiará como autoridad de aplicación.

Bienestar animal: impulsan un sistema nacional para certificar alimentos con estándares superiores

El corazón de la iniciativa está en la creación del sello «Producto con Bienestar Animal Certificado», una identificación que podrá colocarse en los envases y en la publicidad solo si el operador cuenta con la certificación vigente. El objetivo apunta a sumar trazabilidad, transparencia y herramientas de diferenciación para productores y frigoríficos que ya trabajan con estándares más exigentes.

El proyecto contempla protocolos objetivos y verificables, alineados a los lineamientos de la Organización Mundial de Sanidad Animal (OMSA). También habilita la participación de entidades certificadoras públicas o privadas, siempre bajo supervisión estatal y con auditorías periódicas para garantizar el cumplimiento.

Para evitar abusos comerciales, la propuesta incorpora un régimen de sanciones por uso indebido del sello, que se considerará publicidad engañosa según la Ley de Defensa del Consumidor, con responsabilidades civiles y penales para infractores.

 

En los fundamentos, Sotolano remarcó que la certificación surge de una demanda cada vez más visible en consumidores que buscan alimentos producidos bajo estándares éticos, ambientales y de bienestar animal. «Es una herramienta innovadora que equilibra los intereses del consumidor, los productores responsables y el Estado», afirmó. Desde su entorno sostienen que el proyecto podría impulsar nuevas oportunidades de valor agregado para la carne, los lácteos, la avicultura y otras cadenas que ya compiten en mercados donde estas certificaciones empiezan a ser un diferencial clave.

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