El Mercado Agroganadero de Cañuelas cerró la semana con precios dispares y una demanda selectiva, en un contexto donde Argentina busca sostener su lugar en la región frente al avance de Brasil y Uruguay.
Los indicadores mostraron un movimiento desigual. El Índice General subió 1,42%, hasta los $3417,118, mientras que el Índice Novillo retrocedió 1,03%, ubicándose en $3958,094. En la comparación semanal, ambos cedieron más de 2%, reflejando una plaza con oferta creciente y una industria que ajusta sus compras. En los novillos -que representaron el 11,65% del total- se destacaron valores de $4550 con 453 kg, $4400 con 478 kg y $4300 con 523 kg. Entre los livianos, los máximos llegaron a $4700 tanto en novillitos como en vaquillonas.
Ahora bien, lo que pasa en Cañuelas no es solo una cuestión de precios: también revela cómo está parada Argentina dentro de la competencia regional por la carne vacuna. Mientras Brasil amplía mercados y beneficios arancelarios, y Uruguay capitaliza su sistema de trazabilidad total, el productor argentino enfrenta un combo de retenciones, brecha cambiaria, presión impositiva y costos logísticos que erosionan la competitividad exportadora. «Si no emparejamos la cancha, vamos a seguir vendiendo bien adentro, pero perdiendo afuera«, resumía esta semana un consignatario del MAG.
La volatilidad macroeconómica sigue condicionando decisiones de engorde y encierre, mientras los mercados globales ajustan sus exigencias: Europa y Estados Unidos endurecen estándares, China modera compras y se multiplican las presiones por la huella de carbono, un factor que será determinante para la región. Aun así, Argentina mantiene un activo central: una carne de calidad reconocida y un rodeo capaz de responder rápido si las condiciones acompañan.
Las oportunidades pasan por avanzar en trazabilidad, reducir costos logísticos, revisar el marco de retenciones y fortalecer la estrategia del Mercosur ante un escenario global más proteccionista. Con un peso promedio de 432 kg y precios que siguen premiando la terminación, el MAG muestra un mercado que funciona, pero también una advertencia: la región se mueve rápido y Argentina necesita recuperar previsibilidad para no ceder espacio en la exportación de proteínas.

