“Carnaval, fiesta popular de arraigo”…

Por Sandra Aguilar.
Diciembre y ni señales. Sólo silencio. No hay organización, no hay convocatoria, no hay sostén. Tan sólo silencio de quienes tienen en sus manos la posibilidad de hacer revivir el Carnaval de Saladillo.No hay ninguna descripción de la foto disponible.
El Carnaval no depende de una sola persona. Se sostiene por quienes lo viven y trabajan día a día. Es una fiesta que une a la comunidad, promueve habilidades, incluye.
En él trabajan familias y participan niños, jóvenes y adultos, y debería ocupar, como mínimo, 9 meses de dedicación y trabajo. Lleva tiempo y ganas.
El Carnaval, cuando llega, hace catarsis. Todos opinan. Críticas buenas y malas. Algunos lo ven como beneficio económico; otros lo comercializan; y otros, simplemente, ven a locos que aman esa locura.
Más allá de lo económico, se necesita una defensa activa con diferentes propuestas, para no perder la identidad carnavalera.
El Carnaval no puede morir de indiferencia. Es tiempo que artistas, instituciones, público y autoridades, asuman el rol para salvarlo no como recuerdo, sino como la gran fiesta popular que debe seguir siendo.
Una ciudad sin fiesta, es una ciudad sin latido. ¿Quiénes harán algo para salvarlo?

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