La actividad porcina volverá a mostrar números positivos en 2025, con un crecimiento estimado del 5%, mayor producción y un consumo per cápita récord, aunque con señales de alerta por el fuerte aumento de las importaciones y un frente exportador todavía debilitado.
La producción porcina argentina se encamina a cerrar 2025 con incrementos en todos sus principales indicadores, consolidando una tendencia de crecimiento que ya lleva más de dos décadas. Producción, consumo interno e incluso importaciones avanzaron durante el año, en un contexto desafiante para el poder de compra de los hogares, pero con un sector que volvió a mostrar resiliencia.
Para dimensionar el recorrido, basta mirar la evolución histórica. Según datos oficiales, la Argentina pasó de faenar 2 millones de cabezas en 2002, con una producción de 171.000 toneladas, a 8,3 millones de animales y más de 808.000 toneladas en 2024. En paralelo, el consumo interno saltó de 5 kilos a más de 17 kilos por habitante por año, transformando al cerdo en una proteína cada vez más habitual en la mesa de los argentinos.
Esa dinámica no se frenó en 2025. De acuerdo con cifras de la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca, entre enero y octubre la faena alcanzó los 7 millones de cabezas, la producción trepó a 670.000 toneladas y el consumo se ubicó en 18,36 kilos por habitante, por encima del promedio del año pasado. Con los datos de noviembre y diciembre aún pendientes, todo indica que los registros finales superarán a los de 2024.
En este escenario, el director de JLU Consultora, Juan Uccelli, fue contundente: «El balance del sector, en una palabra, es positivo». Según explicó, el crecimiento rondó el 5%, por debajo del 6% promedio de los últimos años, pero suficiente para sostener la actividad. Además, destacó que hubo rentabilidad durante todo el año, con un primer semestre muy favorable y una segunda mitad más ajustada.
Ese cambio de clima hacia el final del año abre interrogantes de cara a 2026. «Los primeros meses suelen tener menor demanda, mientras que la producción sigue creciendo. Eso puede generar sobreoferta«, advirtió Uccelli, al anticipar un arranque de año más desafiante para los productores.
Uno de los factores que más incidió en 2025 fue el salto de las importaciones, que según estimaciones del sector alcanzarían las 54.000 toneladas, más del doble de las 22.000 toneladas ingresadas en 2024. La mayor parte de esa mercadería provino de Brasil, lo que generó una fuerte presión sobre los precios internos.
«El impacto se sintió desde los cortes de cerdo hasta la media res, afectando a toda la cadena», explicó Uccelli. Sin embargo, remarcó que este aumento de las importaciones no logró beneficiar al consumidor, ya que los precios al público subieron 33%, mientras que el precio al productor aumentó solo 18%, profundizando tensiones dentro del sistema.
En el plano externo, las exportaciones siguen siendo el gran punto débil. El sector cerraría el año con apenas 12.000 toneladas exportadas, un volumen considerado muy bajo. «Desde 2021 el negocio exportador cayó y no logramos recuperarlo, principalmente por la falta de competitividad cambiaria», señaló el especialista.
Aun así, destacó los esfuerzos por sostener mercados y abrir nuevos destinos, con envíos a Filipinas, Singapur y Uruguay, aunque reconoció que hoy exportar no es rentable para la mayoría de las empresas.
Con todo, el balance final deja una conclusión clara: el sector porcino volvió a crecer, incluso en un contexto macroeconómico complejo y con consumo golpeado. «Podría haber sido un año mejor, pero aun con meses difíciles, el porcino demostró que sigue siendo un negocio rentable en el balance anual«, resumió Uccelli. Un dato no menor para una actividad que se consolida como uno de los pilares de la producción de proteínas animales en la Argentina.