Salmonicultura en Tierra del Fuego: se destraba una ley clave y vuelven las inversiones al sur

La modificación de la ley 1355, que prohibía la salmonicultura en Tierra del Fuego, reabre el debate productivo en el extremo sur del país y despierta expectativas por nuevas inversiones, empleo y agregado de valor en una actividad estratégica a nivel global.

En un contexto marcado por el récord de trigo, el buen momento de la ganadería y un renovado apetito mundial por las proteínas animales, llegó una señal largamente esperada para el sur argentino. La decisión de modificar la ley 1355, sancionada hace cuatro años en Tierra del Fuego y que prohibía la salmonicultura, abre una nueva oportunidad productiva para una provincia con condiciones naturales excepcionales.

La norma había sido considerada por gran parte del sector como un freno innecesario al desarrollo. La comparación es inmediata: del otro lado de la frontera, en el sur de Chile, la salmonicultura es una actividad estratégica, genera más de US$ 6.000 millones en exportaciones y emplea a unas 70.000 personas, especialmente en la región de Magallanes. Hoy, Chile es una potencia global, apenas por detrás de Noruega, el líder mundial del sector.

Salmonicultura en Tierra del Fuego: se destraba una ley clave y vuelven las inversiones al sur

Días atrás, un análisis publicado por el especialista Lucas Maglio, manager de la estación de acuicultura de Piedra del Águila (Neuquén), destacó que la decisión fueguina podría destrabar inversiones en una provincia que necesita diversificar su economía y armonizar desarrollo con recursos naturales. El entorno marítimo y climático del sur argentino, aseguran los expertos, es ideal para una salmonicultura moderna y controlada.

La experiencia chilena muestra que no se trata solo de criar peces. La salmonicultura es una actividad intensiva en conocimiento, tecnología e inversión. Desde la reproducción y cría de alevinos en agua dulce, pasando por la fase de «smolt», hasta el engorde en jaulas marinas y la terminación final, el proceso combina biología, manejo ambiental y nutrición de precisión. La eficiencia es notable: la conversión alimenticia es cercana a uno a uno, muy superior a la de otras proteínas animales.

Salmonicultura en Tierra del Fuego: se destraba una ley clave y vuelven las inversiones al sur

Además, existe un vínculo directo con el agro argentino. La alimentación de los salmones utiliza harina de soja, gluten de trigo, maíz, aceites y otros insumos que la Argentina produce de manera altamente competitiva. Es decir, más allá del pescado, se abre un encadenamiento productivo que conecta al campo con la industria y la exportación.

No es, sin embargo, una actividad improvisada. Como ocurrió con el feedlot o la lechería moderna, la salmonicultura exige profesionalismo, escala y estándares ambientales estrictos. Los modelos precarios quedan rápidamente fuera de juego. Los casos exitosos son los que apuestan a tecnología, trazabilidad y gestión sanitaria.

En ese sentido, crece el interés de empresas internacionales, incluidas firmas noruegas que ya operan en Chile y buscan nuevos destinos para una actividad con demanda global sostenida. Basta recorrer restaurantes de cualquier ciudad del mundo para comprobar que el salmón es un producto infaltable, más allá del boom del sushi.

 

Con la modificación de la ley, Tierra del Fuego vuelve a estar en el radar. La provincia tiene ahora la posibilidad de cortar amarras y navegar otras aguas, sumando una actividad de alto valor agregado, empleo calificado y exportaciones. El desafío será hacerlo bien, con reglas claras y una visión de largo plazo. La oportunidad está servida.

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