China podría recortar dos tercios de sus importaciones de soja y sacudir el comercio global

China podría recortar dos tercios de sus importaciones de soja y sacudir el comercio global

Un informe de Goldman Sachs encendió luces amarillas en el comercio internacional de granos. Según el banco de inversión, China —responsable de cerca del 60% del comercio global de soja— podría reducir sus importaciones de la oleaginosa en hasta dos tercios a lo largo de la próxima década.

La advertencia, difundida por el South China Morning Post, plantea un cambio estructural de alto impacto. De acuerdo con el documento, el gigante asiático estaría en condiciones de recortar su dependencia de la soja importada desde el actual 90% a menos del 30%, como parte de una estrategia más amplia de seguridad alimentaria y protección frente a conflictos comerciales.

La soja es clave para la producción de aceite, biocombustibles y alimentación animal, pero Beijing viene ajustando su esquema de consumo. Entre 2021 y 2024, China ya redujo en 15 millones de toneladas su demanda anual, mediante un menor uso de harina de soja en los balanceados, mejoras en la eficiencia productiva del sector porcino y una optimización general de las raciones proteicas.

El endurecimiento de la política comercial estadounidense, y en particular el segundo enfrentamiento con la administración Trump, aceleró este proceso. Goldman Sachs sostiene que China busca acortar los plazos luego de haber sido forzada a comprar soja estadounidense por unos 87 millones de toneladas en un lapso de cuatro años.


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Actualmente, China importa cerca de 100 millones de toneladas de soja por año, mayormente desde Brasil. Sin embargo, el banco destaca avances significativos en la reducción de esa dependencia, impulsados por la incorporación de nuevas tecnologías productivas y políticas destinadas a achicar el déficit de tierras cultivables proyectado hacia 2035.

El cambio ya se refleja en los números. Tras tres décadas de creciente dependencia externa, China logró revertir la tendencia. En 2025, la cosecha total de granos alcanzará un récord de 714,88 millones de toneladas, un 1,2% más que el año anterior, sobre una superficie sembrada de 120 millones de hectáreas. Es el segundo año consecutivo con una producción superior a los 700 millones de toneladas.

En paralelo, Beijing redujo su previsión de importaciones de maíz para la campaña 2024/25 y elevó sus estimaciones de producción interna para 2025/26. El Ministerio de Agricultura proyectó compras externas de apenas 1,83 millones de toneladas de maíz y una producción doméstica de 300 millones de toneladas. Hasta octubre, las importaciones del cereal caían un 90% interanual.

En el caso de la soja, las proyecciones oficiales de importación para 2025/26 se mantuvieron sin cambios, aunque la producción local fue revisada levemente a la baja, hasta 20,9 millones de toneladas, por condiciones climáticas dispares entre las distintas regiones productoras.

Mientras tanto, el acuerdo comercial con Estados Unidos sigue mostrando efectos limitados sobre los precios. La soja perdió terreno en Chicago, aun cuando China retomó compras a un ritmo moderado, con la intención de cerrar alrededor de 12 millones de toneladas hacia fines de febrero. Para el mercado, ese volumen resulta insuficiente.

“El problema es que esas compras no alcanzan para cumplir con las expectativas de exportación del USDA”, advirtió Ted Seifried, de Zaner Ag Hedge. Otros analistas coinciden en que Beijing intenta cumplir formalmente con lo pactado, sin presionar al alza los precios, subastando reservas y comprando de manera selectiva.

Un consultor brasileño fue más directo: “Son compras políticas, no económicas. La formación del precio de la soja va a seguir dominada por factores externos durante mucho tiempo. Entramos en la era de la soja política”.

En ese contexto, la soja sudamericana gana terreno. Los precios estadounidenses no resultan competitivos frente a los del Mercosur y se prevé que las exportaciones de Estados Unidos a China sean las más bajas desde 2018. Incluso si China adquiriera 25 millones de toneladas anuales entre 2026 y 2028, el volumen seguiría por debajo del promedio de los últimos años.

Brasil aparece como el principal beneficiado. Economistas de la Universidad de Purdue subrayan que la participación de China en las exportaciones brasileñas es históricamente alta, con una diferencia clave respecto de 2018: la producción de soja de Brasil creció un 40%.

Los datos más recientes lo confirman. En noviembre, los arribos de soja brasileña a China aumentaron 48,5%, mientras que los de Argentina se dispararon 633% interanual. En ese mes no se registraron envíos desde Estados Unidos, y Brasil y Argentina concentraron casi el 94% de las importaciones chinas. Las preferencias están claras, y las compras forzadas de soja estadounidense aparecen, cada vez más, como una solución transitoria.

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