El Senado sesiona este viernes para aprobar el Presupuesto 2026 y la ley de Inocencia Fiscal, en un debate que trasciende la política y empieza a marcar el escenario económico en el que se moverá el agro argentino el próximo año.
El Senado de la Nación se pone en marcha este viernes desde el mediodía con una sesión decisiva en la que el oficialismo buscará sancionar el Presupuesto 2026 y la ley de Inocencia Fiscal. Para el Gobierno, la aprobación es prioritaria porque le permite contar con una herramienta clave para el manejo de la deuda y enviar una señal de previsibilidad a los organismos internacionales. Para el sector agropecuario, en tanto, el debate funciona como un termómetro del marco macroeconómico en el que deberán tomarse decisiones productivas, financieras y comerciales en un contexto todavía atravesado por la presión impositiva, las retenciones y la persistente brecha cambiaria.
El oficialismo llega con los votos necesarios para aprobar el proyecto en general, pero la discusión se empantana en el artículo 30, que despertó objeciones incluso entre aliados habituales. Ese punto propone derogar los pisos de financiamiento para la educación y la ciencia, incluyendo el 6% del PBI destinado al sistema educativo y el esquema de crecimiento progresivo de los fondos para ciencia y tecnología. La resistencia proviene de sectores de la UCR y del peronismo federal, que anticiparon su respaldo al Presupuesto en términos generales, pero no a ese artículo en particular.
La votación de ese punto fino será clave, ya que una eventual modificación obligaría a que el proyecto vuelva a la Cámara de Diputados, alargando los tiempos en un cierre de año cargado de definiciones. Para el agro, la cuestión no es menor: la formación técnica, la investigación aplicada y la innovación tecnológica son piezas centrales para sostener la competitividad, mejorar la productividad y responder a las nuevas exigencias de los mercados internacionales en materia de trazabilidad y sustentabilidad.
Más allá de la pulseada política, el Presupuesto 2026 proyecta un crecimiento del PBI del 5%, una inflación anual del 10,1% y un dólar oficial de 1.423 pesos a diciembre del año próximo. En el campo, estos números se leen con cautela. La experiencia reciente muestra que las proyecciones suelen quedar desfasadas y que tanto los costos internos como el tipo de cambio terminan siendo variables determinantes a la hora de definir si conviene invertir, sembrar más o ajustar planes.
Con el respaldo de bloques provinciales y parte de la oposición dialoguista, La Libertad Avanza confía en avanzar con la sanción del Presupuesto, aunque el debate dejó al descubierto un primer quiebre entre gobernadores peronistas y el sector que todavía responde a la conducción de Cristina Kirchner en el Senado. Un escenario político fragmentado que también impacta en la economía real.
La sesión de este viernes no solo definirá una ley. Para el agro argentino, el Presupuesto 2026 marcará si el país logra ofrecer un mínimo de previsibilidad en un contexto regional cada vez más competitivo o si, una vez más, las decisiones de corto plazo condicionan la capacidad del sector de agregar valor y sostener su lugar en los mercados globales.

