Conflictos geopolíticos, disputas comerciales y vaivenes internos en la Argentina configuraron un 2025 cargado de incertidumbre para el agro. Productores y mercados navegaron un escenario donde prever precios fue más difícil que nunca.
El 2025 quedará registrado como uno de los años más complejos para el análisis de los mercados agrícolas internacionales. Guerras abiertas, tensiones comerciales entre potencias y una fuerte incertidumbre política y cambiaria en la Argentina confluyeron para alterar los fundamentos tradicionales que históricamente guiaron el trading de commodities.
El análisis de los mercados suele apoyarse en dos pilares: los fundamentos productivos y comerciales y el análisis técnico, con décadas de estadísticas consolidadas, como las que provee el Chicago Mercantile Exchange (CME). Sin embargo, este año ambos enfoques se vieron tensionados por factores simultáneos y de alto impacto, que dificultaron no solo interpretar el presente, sino también anticipar la tendencia futura de los precios.

Uno de los principales disparadores fue la suba de aranceles impulsada por Estados Unidos a comienzos de año, que afectó a buena parte de los países del mundo. Esta decisión generó una distorsión en los flujos comerciales y obligó a redefinir rutas y destinos de exportación de los principales commodities agrícolas. Con el correr de los meses, muchos países ajustaron sus estrategias para adaptarse a las exigencias de Washington, modificando la demanda de productos agrícolas estadounidenses.
En ese contexto, se profundizó además la disputa comercial entre Estados Unidos y China, con un impacto directo en el mercado de la soja. A comienzos de 2025, China decidió dejar de importar soja estadounidense, concentrando su demanda en Brasil y, en menor medida, en la Argentina. Como resultado, nuestro país aumentó sus exportaciones de soja hasta las 12 millones de toneladas, con China como principal destino del poroto.

Este cambio de flujo tuvo un efecto colateral clave: menos soja disponible para la industria aceitera local. La menor oferta en el mercado interno impactó en la molienda, afectando la producción de harina y aceite de soja, dos productos centrales en el complejo exportador argentino.
A nivel global, otro factor de peso siguió siendo el conflicto en el Mar Negro. Los ataques de Rusia sobre Ucrania no cesaron durante el año. Ambos países son actores clave en el mercado mundial de trigo, y Ucrania, además, ocupa el cuarto lugar como exportador global de maíz. Si bien el mercado de Chicago ya incorporó buena parte de este riesgo geopolítico en los precios, la continuidad del conflicto mantiene latente la posibilidad de nuevas disrupciones en los flujos comerciales.
Para la Argentina, a este escenario internacional se sumaron factores internos que aportaron aún más incertidumbre. A lo largo de 2025, el país atravesó cambios en las alícuotas de retenciones, primero de manera temporaria, luego con una «primavera» de septiembre con retenciones cero, que derivó en la mayor liquidación mensual de divisas de la historia, con US$7100 millones. Más tarde llegó una baja permanente de dos puntos en los derechos de exportación, y recientemente, el ajuste de las bandas cambiarias en función de la inflación pasada.
Este combo de medidas, enmarcado en el objetivo oficial de reducir la inflación y mejorar el frente fiscal, generó un escenario cambiante que obligó a los productores a tomar decisiones en un contexto de alta volatilidad.

En este mar de incertidumbre, el comportamiento del productor argentino volvió a mostrar un patrón conocido. Más allá de los anuncios y señales del Gobierno, la estrategia predominante fue vender lo mínimo indispensable para cubrir compromisos y retener el grano como reserva de valor, a la espera de mejores precios y mayor previsibilidad.
Así, 2025 cerró como un año donde los mercados agrícolas dejaron en claro que ya no alcanzan los manuales clásicos. Geopolítica, comercio internacional y política doméstica se consolidaron como variables tan determinantes como el clima o los rindes, redefiniendo las reglas del juego para el agro argentino y mundial.

