Es la recomendación de la consultora Zorraquin+Meneses para un período que estará marcado por la inestabilidad económica, de precios y por las medidas políticas en un año electoral.
Un verano “caliente”. Así definió la consultora Zorraquin+Meneses lo que fue el inicio de año para las empresas agropecuarias argentinas.
Y fue una suerte de presagio de lo que puede venir para el resto del ejercicio: situaciones cambiantes, presiones políticas y vaivenes económicos y de precios que obligan a los productores a proyectar un año de decisiones “flexibles”, en un contexto que será muy dinámico.
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