
En la Argentina, más del 40 % de los suelos son tierras áridas o semiáridas y el 30 % de esa superficie está afectada por procesos de degradación. Desde el INTA alertan sobre el impacto de estos efectos irreversibles en la producción de alimentos y señalan la necesidad de implementar estrategias de remediación que neutralicen el daño.
Uno de los ecosistemas más complejos y vitales para la producción es el suelo. Infinidad de organismos interactúan y contribuyen a los ciclos globales que hacen posible la vida. Gran parte de la función del suelo depende los microorganismos que viven en él y la diversidad de especies, y, por lo tanto, proteger la vida en el suelo, es una forma de mantener su salud.