Junio y julio son los meses para combatir esta plaga que afecta al cultivo de limón en Tucumán. Así lo determinó un estudio desarrollado por el INTA Famaillá.
El ácaro de la yema (Aceria sheldoni Ewing) es una de las plagas más importantes de la citricultura mundial, que afecta principalmente al limón. Los daños que produce son la deformación de frutos, flores, ramas y hojas, afectando especialmente a las plantaciones jóvenes que manifiestan un retardo en su crecimiento y pérdida de vigor.
El monitoreo de estas plagas se convierte en una herramienta fundamental para el sector, ya que permite identificar los niveles poblacionales y eficientizar el control mediante la aplicación programada de agroquímicos en momentos oportunos, reduciendo los costos de producción.
Considerando el impacto que esto produce en una de las principales industrias locales de Tucumán, investigadores del INTA Famaillá iniciaron estudios para identificar, clasificar y cuantificar los daños producidos por el ácaro de la yema en flores de limón y determinar los porcentajes de infestación en floración.
Los ensayos se realizaron entre agosto y septiembre del 2015, 2016 y 2017, en la localidad de Padilla, Famaillá. El sitio elegido fue un lote experimental con Lisboa Limoneira 8A sobre Citrumelo Swingle de más de 15 años de edad, sin aplicaciones de insecticidas y/o acaricidas.
Para determinar el nivel de daño, se lo clasificó en cuatro categorías de acuerdo a la longitud del botón floral: sin daño (1,9-2,5 cm; Figura 1a), leve (1,6-1,9 cm; Figura 1b), moderado (1,3-1,6 cm; Figura 1c) y grave (<1,3 cm; Figura 1d). Los porcentajes de infestación fueron determinados a partir del análisis de yemas con presencia de ácaros vivos.
Al inicio de la floración, los daños graves mostraron diferencias significativas y los valores máximos alcanzados fueron 82%, 81% y 86% en las campañas 2015, 2016 y 2017, respectivamente. Los daños leves presentaron diferencias importantes a partir de la tercera semana en 2015 y 2016. Sin embargo, en el 2017 sólo se registraron daños moderados y graves, siendo estos últimos los más representativos.
Los niveles de infestación promedio del ácaro fueron 48%, 29% y 44% para el 2015, 2016 y 2017, respectivamente. Estos resultados coinciden con los encontrados por otros investigadores que afirman que los daños más relevantes se producen en la etapa de floración.
Por lo tanto, la Ing. Beatriz Carrizo del Área de Fruticultura-Entomología del INTA Famaillá indicó que “los datos obtenidos validan que el momento oportuno de control del ácaro de la yema para Tucumán es la pre-floración, producida entre junio y julio en la provincia”.
La especialista aclaró que, al momento de la evaluación, es importante distinguir la caída de flores por derrame natural (causas fisiológicas) de aquella generada efectivamente por daños de la plaga.
Fuente: INTA Famailla