La SADA se basó en la reciente prohibición de Clotianidina, Imidacloprid y Thiametoxan en Europa y elevó una carta al presidente del Senasa.
La Sociedad Argentina de Apicultores (SADA) le envió una carta al presidente del Senasa, Ricardo Negri, para solicitarle que “prohíba el uso de neonicotinoides en semillas y como plaguicida en todo el territorio de la República Argentina”.
La SADA presentó el documento el pasado viernes 18 de mayo, en vísperas del Día Mundial de la Abeja, que se celebró en el marco de la Semana de la Miel.
Según la entidad, el pedido se basa en “evidencias científicas que atribuyen efectos deletéreos en la población de polinizadores y en las investigaciones que llevaron a la reciente prohibición de las sustancias activas Clotianidina, Imidacloprid y Thiametoxan en Europa en abril de 2018″.
Asimismo, reclamó que se inicie “el correspondiente análisis de riesgo de los productos fitosanitarios cuyas sustancias activas químicas sean neonicotinoides, y se modifique el protocolo de registro de sustancias activas químicas (Manual de Procedimientos, Criterios y Alcances para el Registro de Productos Fitosanitarios en la República Argentina), considerando especialmente en abejas el estudio previo de las consecuencias de toxicidad aguda y crónica a corto, mediano y largo plazo, así como la ecotoxicidad generada por dosis subletales”.
“En nuestro país, Senasa ha aprobado más de una decena de principios activos neonicotinoides. Entre ellos los más conocidos por su elevada toxicidad, clotianidina, imidacloprid, thiametoxam. Estos insecticidas se venden en alrededor de 250 marcas comerciales, con distintas formulaciones y formas de aplicación”, resaltó la carta.
Además, criticó que “la Cámara de Sanidad Agropecuaria y Fertilizantes (CASAFE) publica bianualmente los productos aprobados en el mercado con su forma de utilización sugerida, y el grado de toxicidad en abejas”. “Los neonicotinoides aparecen en la Guía de Productos Fitosanitarios como insecticidas altamente tóxicos para las abejas especialmente cuando son utilizados por aspersión. Nada dice por supuesto de los efectos subletales a largo plazo, ni de otros efectos en las abejas como su desorientación, que en corto plazo también significan la muerte”, indicó.
“Argentina, su ambiente, sus ciudadanos, sus polinizadores y apicultores no pueden considerarse como de menor jerarquía que los europeos en cuanto a la irrestricta defensa de sus derechos humanos, a la salud y a la vida”, concluyó SADA.