Advierten graves problemas de competitividad y de rentabilidad en la cadena láctea

La producción de leche en la Argentina registra un estancamiento “con volatilidad” y las perspectivas, según especialistas del Observatorio de la Cadena Láctea (Ocla), no son alentadoras. Plantean que el problema de competitividad es “estructural” porque “cualquier coyuntura provoca crisis” que son “recurrentes y de diversos orígenes”.

Entre los problemas que, en diferentes momentos y con impactos diversos, golpean al sector mencionan inundaciones, volatilidad de precios internacionales, aumento de costos, presión impositiva, deterioro del tipo de cambio, alta tasa de interés, elevados márgenes comerciales, devaluaciones, suba o baja de retenciones, costos de la mano de obra; falta de infraestructura y bajo acceso al crédito.

 

En el trabajo “Los desafíos de la cadena láctea argentina desde una visión local y del mundo”, Jorge Giraudo -coordinador de Ocla- sostiene que con el avance de las tecnologías de insumos y procesos hay países menos favorecidos por ventajas comparativas que la Argentina que producen mejor. Entiende que no se puede seguir haciendo lo que se está realizando y que hay que ser competitivos.

Por ejemplo, la Argentina procesa 9500 millones de litros de leche anuales con 33.000 empleados en la industria, lo que implica unos 800 litros por operario por día. La media de los países lecheros desarrollados (con mayor diversificación que Nueva Zelanda) es de 2500 litros/empleado/día. Nueva Zelanda, líder mundial, procesa 21.000 millones de litros al año con 13.550 trabajadores: 4246 litros/empleado/día.

El informe muestra que los diferentes eslabones de producción están con costos que exceden el ingreso que generan. Esa brecha es mayor fundamentalmente en el primario, que soporta gran parte de los problemas de la cadena.

Entre los factores a cambiar porque quitan competitividad figuran las condiciones de bienestar animal: 52% no tiene sombra en el corral de espera; 91% no tiene ventiladores y aspersores; 65% con callejones planos o hundidos, el agua está a 465 metros promedio y hay una aguada cada 34 hectáreas.

La Argentina tiene su estructura láctea fuertemente atomizada. El índice de concentración Industrial estimado es de 34%, uno de los más bajos de la lechería mundial. El rango en los países lecheros es de entre 55% y 97%. Las plantas chicas en la Argentina tienen alrededor de 40% de capacidad ociosa, lo que provoca que se eleve la incidencia de los costos de estructura y que baje la competitividad para commodities.

Respecto de la productividad de la mano de obra, la incidencia promedio del costo de empleo directo es del 24% en el valor de salida de fábrica (el promedio para alta productividad ronda 7,5 %) y en el valor final de mercado, 14% (con alta productividad debería ser de 4,5 %). La incidencia total de la logística sobre el valor final al consumidor es de entre 12% y 14%.

El trabajo remarca que, al no poder competir por escala y/o por productividad, se informaliza el mercado. “Se acude a la evasión impositiva y se agudiza el ingenio en el procesamiento industrial”, indica.

Desde el Ocla recomiendan ser “cuidadosos” en “no caer en los atajos a la competitividad” como “la renta está en la cadena, hay que producir sólo para el mercado interno, el Estado tiene que definir qué lechería quiere.”.

El informe indica que el Estado debe poner el marco adecuado, pero el partido lo juegan los actores de la cadena y subraya que el proceso de transferencia de conocimientos e información se evidencia como prioritario. No hay que errar en el “diagnóstico” y todos los actores deben revisar el “plan estratégico”.

Fuente: La Nación | Por: Gabriela Origlia

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