La exportación creció pero la mejora no llegó todavía a las cotizaciones de la hacienda. Prevén un cambio de tendencia en el mercado.
Los ganaderos apuestan a que la apertura de nuevos mercados internacionales dinamice la actividad y están a la espera de una mejora en los precios de venta. Hasta ahora la abultada faena, en muchos casos impulsada por las malas condiciones climáticas, los llevó a obtener buenos ingresos para los hombres de campo. Sin embargo, los stocks ganaderos deben recomponerse.
La faena actual de ganado vacuno, que apunta de las 8 a 14 millones de cabezas anuales, no se puede mantener si se quiere conservar el stock, tanto por la tasa de extracción que se observa como por la participación de las hembras en la actividad. Así lo sostuvo el analista Ignacio Iriarte en un informe y consideró que “hay un porcentaje muy importante de los ganaderos que sigue creyendo en el futuro de la ganadería, que hacen importantes inversiones en genética, instalaciones, pasturas, maquinarias, alimentación, entre otros”.
El especialista explicó que en general son productores medianos y grandes, que tienen acceso al capital y a la tecnología. “Creen que los precios actuales se recuperarán apenas la abultada oferta ganadera actual -consecuencia del clima- se revierta y a medida que la reserva del poder de compra que tiene la exportación se traslade al valor de la hacienda en pie”, apuntó.
Para Iriarte, según esta visión, la situación actual de bajos precios es coyuntural y en la medida que se exporte más y se reduzca la cantidad de carne disponible para el consumo, los precios reales del ganado tenderán a aumentar.
“Apenas el clima acompañe y los campos empiecen a recuperarse, lo que se espera para septiembre-octubre, la faena bajará y los precios de la hacienda aumentarán y esto gatillará el comienzo de un proceso de retención, o al menos, de interrupción de la fase de liquidación (moderada) actual.
Se venden más vacas y vaquillonas porque el criador -al cual el clima además no lo acompaña- necesita vender más kilos que hace dos años para mantener un determinado nivel de vida o para cubrir los gastos del establecimiento.
El analista ganadero expresó que “la oferta actual de carne vacuna, pese al repunte de la exportación, ha venido creciendo desde 2015, no sólo porque nacen y se destetan más terneros, sino también porque la retención, que fue intensa en el 2016 y el 2017, hoy ha desaparecido”.
“Aún con el aumento en el volumen exportado, la oferta actual de carne vacuna supera lo que la demanda puede absorber; este alto nivel de oferta se corresponde con precios reales, 10 por ciento inferiores al promedio histórico”, detalló.
La exportación, que sólo demanda hasta ahora novillos pesados o vacas conserva, no está en condiciones todavía de arrastrar a todo el mercado ganadero a la suba. En tanto, “la escasez de novillos pesados o vaca conserva, no puede contagiar o arrastrar a la suba los valores de los novillitos, terneras o vaquillonas, categorías cuya oferta se prevé que será muy abundantes por varios meses”, consignó el especialista.
Durante el último remate del Rosgan, en lo que respecta a los terneros el promedio en fue de $46,69, mientras que en Palermo había sido de $46,39, el promedio de terneros y terneras $45,07 y en el especial $44,51 y las terneras este mes fue de $43,60 y en La Rural había sido de $42,66. Así, todos los valores fueron subiendo, por una buena demanda del sector, explicaron.
El martillero de la firma Alzaga Unzué, Patricio Carli, explicó que “tal como era de esperarse se registró una gran firmeza en el macho por una buena demanda de esa categoría”. Esto tiene que ver con que la oferta es ya muy reducida hasta la próxima zafra. Por otro lado, esa firmeza del macho traccionó a los lotes de machos y hembras, y también a la ternera que en los remates pasados había costado colocarla, pero ahora con menor oferta hay más interés. “De esta forma, esta tendencia reafirma la expectativa de suba para los últimos meses del año, tanto de hacienda en general como en la invernada en particular”, indicó.
Una de las sorpresas del remate fue lo sostenida que estuvo la demanda de la vaca de invernada, con valores promedios que fueron mucho más importantes que en el remate habitual de julio, con una diferencia de más de tres pesos por kilo.
Marcelo Armesto, martillero de la firma Edgar E. Pastore, consideró que “esto tiene que ver, por un lado, con una cuestión estacional donde estamos saliendo del invierno, con más pastos y más expectativas para la vaca y, por otro lado, con la exportación ya que como hay faltante de novillo las industrias están buscando vacas para abastecer a mercados como el chino”.
En tanto, la situación del Holando, sobre todo del ternero que no pasa un buen momento, es diferente. Mauricio Tschieder, directivo de la Cooperativa Guillermo Lehmann explicó que en esta categoría hay que separar lo que ocurre con el liviano de lo que ocurre con el más pesado.
“Con los terneros Holando, hay que tener en cuenta que hoy hacer un kilo de Holando en un feedlot, que es el principal destinatario de todo lo que estamos vendiendo, cuesta arriba de $40, por lo tanto con estos precios no estamos cubriendo el costo del engorde. En esta categoría estamos viendo precios que no acompañaron la suba que tuvo la hacienda de color, de hecho siguen siendo valores muy similares a un año atrás, de esta forma el costo de engorde no fue avalado por la suba del costo del Holando y a esta altura para el que lo cría tampoco le cierra. Es una situación muy crítica la que hoy está pasando el engorde o la cría del ternero Holando. Por otro lado, el novillo Holando se vendió muy bien la categoría de 300 a 400 kilos. Esto marca que está muy firme la exportación, ya que se vende para darle el último toque de engorde”, detalló.
El Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina (Ipcva) presentó un informe para desmitificar una de las teorías más arraigada en la sociedad. A pesar del boom exportador, la suba de precios de la carne vacuna en carnicerías y supermercados fue inferior a la inflación general en el último año. Al mismo tiempo, crecieron fuertemente las exportaciones y se consolidó el consumo interno.
“No se puede decir que la carne sea barata, porque lo caro o lo barato depende del ingreso de cada uno, pero sí que la carne sigue siendo un alimento accesible para los argentinos”, sostuvo Ulises Forte, presidente del Ipcva.
Agregó que “además, como todos sabemos, comparada con otros alimentos, es rica, nutritiva y rendidora. Con un kilo de milanesas come una familia”.
Tomando el período junio 2017-junio 2018, la los distintos cortes de carne vacuna registraron un aumento promedio del 24,5 por ciento, mientras que el índice general de precios se ubicó por encima del 30 por ciento.
Específicamente en el rubro alimentos, las subas en carne vacuna estuvieron por debajo de otros alimentos esenciales, como el pan (42 por ciento), la harina (96 por ciento), los fideos (51,7 por ciento), el filet de merluza (35,9 por ciento), el aceite (38,4 por ciento), los huevos (56,3 por ciento), la lechuga (65,9 por ciento), la yerba mate (34,1 por ciento) e incluso el pollo (32,5) el principal alimento “sustituto” de la carne vacuna.
“Esto explica claramente que el consumo de carne en el mercado interno sea estable e incluso haya incrementado en los últimos meses, mientras que la demanda de otros alimentos se retrajo”, explicó Forte.
El titular del Ipcva señaló que “la situación actual derriba definitivamente un mito arraigado en la sociedad y también, lamentablemente, en algunos ex funcionarios que cerraron o restringieron las exportaciones con el argumento de que las ventas externas hacían subir los precios en el mercado interno”, agregó Forte.
Además, indicó que “este último año crecimos fuertemente en exportaciones, a punto tal que volvimos a ser un jugador importante a nivel internacional y los precios del mercado interno, como ya dijimos, se mantuvieron por debajo de la inflación”.
Los números, son elocuentes: Las exportaciones de carne vacuna -con el “fenómeno China”, a la cabeza- crecieron en volumen un 63 por ciento en el primer semestre del 2018 y el consumo interno, en ese mismo período, también aumentó un 2,5 por ciento (de 55,8 kg a 57,2 kilos por habitante, por año).
Fuente: La Capital