El girasol es un cultivo clave para incorporar a las rotaciones en busca de diversificar el riesgo climático. Esto se da muy especialmente en el sudeste de la provincia de Buenos Aires, donde los productores apuntan a sostener o aumentar la superficie de esta oleaginosa sin resignar rindes ni productividad.
Según explicó el Ing. Agrónomo Diego Aguilera, asesor CREA del área Mar y Sierras, durante la apertura del reciente workshop dedicado al cultivo, que tuvo lugar en Mar del Plata: “el girasol realiza importantes aportes a la rotación, permite cortar ciclos de malezas y enfermedades, y rotar principios activos. Diversifica períodos críticos sosteniendo la rentabilidad, es un excelente antecesor de praderas en planteos mixtos y permite “bajar” cobertura en ambientes maiceros. Observamos que el girasol favorece la estabilidad de rindes del sistema, los resultados del cultivo no oscilan tanto ante años climáticamente favorables o desfavorables como sucede con la soja”.
Al respecto, Santiago Linares, Responsable del Negocio de Girasol de Syngenta, explicó que el consumo mundial de girasol va en ascenso por el aumento del consumo de aceites de alta calidad -superiores al aceite de palma o de soja- fundamentalmente en países asiáticos, lo que sostiene la demanda del cultivo.
“Hoy el girasol conviene. Para los productores locales, sembrar variedades alto oleico con contratos puede ser un buen negocio si se consiguen buenas primas. En la selección de híbridos no conviene quedarse cortos en el porcentaje de ácido oleico, lo ideal es alcanzar el 80% para asegurarse no tener descuentos, preservar la calidad, y buscar mayor porcentaje de materia grasa”, especificó Linares.
Lanzamientos:
Más tarde, Nicolás Bertolotti, integrante del equipo de mejoramiento de Syngenta, agregó: “la ganancia genética del programa de Syngenta a lo largo de los años fue de casi el 60% del rendimiento bonificado, lo que se dio principalmente por adaptación de híbridos de ciclos largos, mejora de sanidad post floración y comportamiento frente a sclerotinia. En el segmento alto oleico la ganancia genética fue muy importante, lo que hizo que se cierre la brecha frente a materiales CL o convencionales. Actualmente los objetivos de mejoramiento apuntan a rinde, resistencia a Downy Mildew, Phomopsis y porcentaje de aceite”.
Manejo sanitario:
El bloque sanitario estuvo a cargo de Facundo Quiróz, Investigador del INTA Balcarce, quien se refirió a Downy mildew: “Cuanto más temprano afecta el inóculo al cultivo, más importante será el daño. Este es un patógeno obligado, por lo que debe adaptarse al tejido vivo, lo que le da capacidad de cambio y pueden aparecer razas que quiebren los genes de resistencia o aparezcan cepas tolerantes a los fungicidas. En la campaña 2001/02 se vieron pérdidas totales de lotes, lo que muestra el riesgo de una epifitia para esta enfermedad”.
Las recomendaciones para combatir esta enfermedad son combinar protección genética y tratamientos de semillas. Y entre las novedades la compañía presentó Plenaris, un nuevo fungicida que controla la enfermedad. Plenaris ha demostrado ser una solución disruptiva en el control de Downy Mildew en los primeros estadios del cultivo gracias a su nuevo modo de acción. Plenaris controla enfermedades fúngicas causadas por oomycetes. Un producto de alta eficacia para todas las razas de patógenos conocidas que además tiene una excelente compatibilidad con otros productos y alta performance ante diferentes condiciones climáticas. Plenaris junto a Maxim XL, Dinasty y Apron Gold conforman el amplio portfolio de soluciones Syngenta para proteger la sanidad inicial del cultivo