Técnicas de pulverización terrestre para control de malezas gramíneas en cultivos de soja

El control de gramíneas anuales en el cultivo de soja es una práctica común en siembras tempranas como tardías, en situación de postemergencia de las malezas. Incluso se utiliza este sistema de control en tiempos de barbecho químico, debido a la manifestación de resistencia o tolerancia al glifosato de algunas especies. Son varios los problemas que surgen con el uso de herbicidas graminicidas (cletoxidim, haloxifop, etc.) para el control de las gramíneas anuales; algunos de ellos de vieja data como: el “escape” al momento oportuno de control, el efecto del follaje de la soja o del rastrojo erecto del trigo en la intercepción de las gotas pulverizadas, técnica de pulverización, la cantidad necesaria de gotas.cm-2 para lograr un control satisfactorio, etc. Durante los 2 últimos ciclos productivos tuvimos oportunidad de realizar ensayos de control de estas malezas en soja de primera ocupación y después de trigo, con diferentes técnicas de pulverización (tipo de pastilla, tamaño de las gotas, volumen pulverizado), evaluando el resultado en la mortalidad de las gramíneas.

 

En la Tabla 1 se detallan las características de cada ensayo, en Crespo (Entre Ríos) y en Los Nogales (Santa Fe).

Las técnicas de pulverización utilizadas se describen en la Tabla 2. En cada ensayo se pulverizó con una técnica de mínima deriva, con pastillas abanico plano simple asistidas por aire (también llamadas aire inducido o tipo Venturi), comparándola con técnicas de uso habitual como es una pastilla abanico plano simple baja deriva o un cono lleno. Estas últimas se utilizan como práctica común con la idea de lograr una alta cobertura en gotas.cm-2 y un gran mojado de las gramíneas pretendiendo asegurar el control. Puede observase que los volúmenes pulverizados fueron relativamente bajos (60 y 70 litros/ha respectivamente). Es necesario comentar que en ambos ensayos en la preparación de los caldos y para cada técnica de pulverización evaluada, se utilizaron aceites a las dosis de uso actual, comparando con coadyuvantes no oleosos.

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Las condiciones meteorológicas registradas durante las pulverizaciones, la cobertura lograda (gotas.cm-2 ) y el control final de las malezas gramíneas se detallan en la Tabla 3. En las Fotos 1, 2 y 3 puede observarse el estado de los cultivos y las malezas antes y después de la aplicación del graminicida.

Con las evaluaciones realizadas en estos ensayos se puede concluir que se pueden controlar malezas gramíneas con herbicidas específicos pulverizando con pastillas hidroneumáticas (aire inducido) con volúmenes relativamente bajos (60- 70 litros/ha) sin diferencia con otro tipo de pulverización. Esta es una buena práctica de aplicación (BPA). El número mínimo de gotas logrado en el cultivo de soja de primera fue de 55 en el entresurco, suficientes para la acción efectiva del graminicida, logradas con 60 litros/ha con pastillas de aire inducido. En el cultivo de segunda, el mínimo fue de 14 gotas.cm-2 debajo de las plantas, suficientes para el control del trigo guacho, especie muy sensible a estos herbicidas. Es necesario aclarar que el rastrojo de trigo es una gran barrera que retiene gotas que deberían llegar al blanco (las gramíneas). Para una buena penetración de las gotas pulverizadas con pastillas de airea inducido, es imprescindible trabajar con presiones relativamente altas (5-6 bar) para lograr un tamaño que ingrese y pase las hojas de soja hacia el estrato inferior. Con presiones bajas (2,5-3,5 bar) no se logrará este resultado, efecto medido en otros ensayos.

Fuente: INTA por Rubén Antonio Massaro, Andrea Verónica García

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