La Argentina pierde anualmente un 34% de sus colmenas de abejas melíferas y se posiciona como el quinto país de América latina en mortandad de estos insectos que, además de producir miel, cumplen con servicios fundamentales para el ecosistema, como la polinización. La afirmación surge de una encuesta realizada a 1000 productores de 10 países de América Latina por la Sociedad Latinoamericana de Investigación en Abejas (Solatina). Actualmente buscan establecer las causas de este problema y proponer prácticas que ayuden a revertirlo.
“Hasta ahora no contábamos con registros fiables que nos permitieran cuantificar la pérdida anual de colmenas en América Latina, pese a que muchos de los países de la región son productores importantes de miel a escala global (principalmente Argentina, México, Uruguay y Brasil)”, dijo Lucas Landi, investigador de la cátedra de Apicultura de la Facultad de Agronomía de la UBA (FAUBA) y del Programa Nacional Apícola del INTA, quien forma parte del Grupo de Monitoreo de Solatina, junto con otros 34 investigadores de diferentes instituciones técnicas y académicas.
La iniciativa comenzó en 2016 con los trabajos de los investigadores Fabrice Requier, de la Universidad Nacional de Río Negro, y Karina Antúnez, del Instituto de Investigaciones Biológicas Clemente Estable, quienes hicieron un primer estudio para comprender qué estaba ocurriendo en la Argentina y Uruguay con la pérdida de colmenas. En 2017, tras la conformación del Grupo de Monitoreo, anunciaron la primera encuesta basados en programas de monitoreo de Europa y Estados Unidos, con 10 años de experiencia, y confeccionaron un cuestionario estandarizado y adaptado a las condiciones locales.
“Con un enfoque más activo en la interacción de apicultores y científicos, logramos mejorar los conocimientos sobre las pérdidas de colonias”, dijo el investigador. Sucede que la pérdida de colmenas es un problema muy difundido en el mundo, como observó recientemente Landi durante el congreso en el que participó como orador en Turquía. “Esta preocupación existe en otros países”, afirmó.
En referencia a la encuesta, informó que en la Argentina respondieron voluntariamente 147 apicultores, que representan 34.670 colmenas de abejas melíferas. “Creo que aún no es un número representativo porque nuestro país tiene unas 3 millones de colmenas. Pero el cuestionario está bien elaborado y los productores que participaron están distribuidos en las diferentes regiones del país, con lo cual la información es valiosa”, dijo Landi, quien además es apicultor.
Los resultados sorprendieron, puesto que el 34% de las colmenas de la Argentina se estarían muriendo cada año. “Fue un número mayor al que esperaba”, afirmó el investigador, y añadió: “Ahora estamos analizando la información para identificar los posibles impulsores de estas pérdidas. Es un escenario con multifactores de riesgo en relación con el clima, aspectos sanitarios y el manejo (apícola y agrícola), que incluye el uso de agroquímicos y su posible impacto sobre las abejas de la miel”.
Además, adelantó que ya está online una nueva encuesta para la campaña 2018/19, con la expectativa de abarcar a más productores: “Estamos apostando a aumentar considerablemente la cantidad de respuestas. Sólo en la Argentina queremos llegar a 1000 apicultores”. Para esto, además de Internet, prevén realizar entrevistas telefónicas y otras en papel, puerta a puerta, con la colaboración de técnicos de las agencias de extensión y los promotores de Cambio Rural del INTA. “Si este año logramos una mayor participación de los apicultores vamos a tener un buen escenario para explorar las posibles causas”, indicó.
América Latina
En el monitoreo realizado para la temporada 2016/17 (durante los meses octubre a diciembre) participaron 1000 productores con 138.784 colmenas de abejas melíferas y 2.199 nativas sin aguijón. De acuerdo con los resultados, la Argentina ocupó el quinto lugar en el ranking de los 10 países. En los extremos se ubicaron Ecuador y Perú, con pérdidas de 12,6%, y Chile, con pérdidas de 56,1%.
“Chile podría ser un ejemplo pequeño de lo que sucede en el oeste de Estados Unidos, donde las colmenas se utilizan para el servicio de polinización, entonces pasan a ser un insumo de la agricultura y se descuida su supervivencia”, explicó Landi. Al respecto, detalló que en el país trasandino las abejas se usan para ofrecer servicios de polinización en almendras, por ejemplo. “Estos sistemas descuidan las prácticas amigables hacia los polinizadores, como aplicar insecticidas cuando las abejas no vuelan y evitando los momentos de floración”, afirmó.
La magnitud de las pérdidas de colmenas de abejas nativas sin aguijón (o meliponas) también fue alta, pero inferior a las de melíferas. Fueron de 0% en Cuba hasta 41% en Brasil. “En muchos países de América Latina, la producción de miel no está basada en abejas melíferas, sino en abejas nativas sin aguijón”, dijo Landi, y señaló que si bien en la Argentina existen criadores de estas abejas en el norte del país, aún no lograron obtener encuestas de este segmento de los apicultores locales.
Fuente: Fauba