
Una parte fundamental del plan era el rol de la Verde del STIA, que deliberadamente se había declarado incompetente alegando que “la nueva empresa no tiene sindicato ni delegados”, desentendiéndose de cualquier defensa de los despedidos ni tampoco de los que seguían adentro, a pesar de haber declarado públicamente que “Absolón era Perea”. Los dirigentes del STIA que visitan muy cada tanto Roque Pérez hicieron caso omiso de las promesas de Morán de “no dejar pasar ni un despido” en ocasión de las elecciones provinciales de 2016 en las que enfrentó a la Naranja.