UPL Argentina llevó a Maizar 2019 una propuesta integral para la problemática de malezas que va más allá del control químico.
Pese a los esfuerzos que productores y proveedores de insumos hacen cada año para controlar malezas, los resultados están lejos de ser los esperados: cada vez aparecen más casos de resistencias a herbicidas y se complejiza el problema en todo el territorio nacional.
Para Santiago Barberis, gerente de Desarrollo de Mercado de UPL Argentina, el esquema que instalaba al herbicida como eje central de la batalla contra las malezas ya ha perdido eficacia y se deben buscar nuevas alternativas sustentables para hacer frente a la problemática. “Hay que dejar de regirse solo por los tiempos biológicos del cultivo y comenzar a tomar en cuenta también los tiempos biológicos de las malezas”, dijo el especialista en su disertación “Soluciones UPL vinculadas con la verdad a campo” durante el Congreso Maizar 2019 llevado a cabo en Parque Norte, en la Ciudad de Buenos Aires.
Durante su presentación, Barberis destacó la necesidad de llevar adelante una mirada integral que involucre la historia del lote, el monitoreo, la curva de emergencia de las malezas y la rotación de los cultivos. “El control químico debe ser parte de una estrategia de manejo planificada donde se contemple la rotación de activos respetando el espectro de control del herbicida, su momento de aplicación y las dosis recomendadas. Esto no solo mejorará los resultados sino también ayudará a disminuir la aparición de resistencias”, dijo.
El especialista presentó en Maizar 2019 tres herramientas que UPL tiene a disposición de los productores para un manejo inteligente de las malezas. Una de ellas es Dinamic, un herbicida selectivo perteneciente al grupo de las triazolinonas, que en base al monitoreo previo de los lotes y al conocimiento de cuándo nace la maleza, se puede aplicarse hasta la pre emergencia del cultivo. “De esta forma se aprovecha al máximo su residualidad y se logra un control muy eficiente”, aconsejó el gerente.
Formulado en base a Amicarbazone al 70%, es recomendado para el control de malezas difíciles como Yuyo colorado y Rama negra, además de otras especies de hoja ancha. Su acción se complementa a la perfección aplicado conjuntamente con otro producto de UPL llamado Strim. En este caso, se trata de un graminicida (S- Metolaclor 96) que también se utiliza en pre emergencia. Para Barberis, la estrategia de combinar ambos productos no solo aumenta la eficacia de control sobre malezas de hoja ancha y gramíneas sino también permite trabajar con una rotación de principios activos, modos de acción y bajas probabilidades de generación de resistencias.
Otra de las estrategias a tener en cuenta es la rotación y la incorporación de cultivos de servicio al esquema productivo, siendo el cultivo de vicia una de las tendencias que mejor respuesta está dando antes de los maíces tardíos. “Es una muy buena herramienta para integrar al control químico. El cultivo de servicio genera un colchón que acumula nitrógeno, carbono, y a las malezas les cuesta muchísimo salir”, agregó.
Otra propuesta de UPL contemplando un gran espectro de control sobre gramíneas y hoja ancha, es Lifeline. Este es un herbicida pos emergente para maíces resistentes a glufosinato que se ajusta perfectamente a las estrategias de rotación para el control y la prevención de resistencias.
Desarrollado en base a glufosinato de amonio, Lifeline ha demostrado un excelente desempeño en post emergencia sobre malezas difíciles tanto de hoja ancha como gramíneas. Su concentración es 40% mayor a los glufosinatos existentes en el mercado, lo que deriva en menores dosis, ahorros en logística y un manejo más sencillo. “Además, tiene como ventaja que es un producto banda azul, cuando los de su tipo disponibles en el mercado son amarillos”, completó el experto.
UPL viene impulsando un verdadero ejemplo de agricultura abierta (“OpenAg”, nuevo propósito de la compañía) junto a RAVIT (Red Agropecuaria de Vigilancia Tecnológica) en 1,5 millones de hectáreas ubicadas al norte de Córdoba. Allí, junto a 40 productores agropecuarios, se realizan mediciones de más de 120 variables agronómicas que tienen impacto directo en la productividad de los cultivos. El resultado de este trabajo es una fotografía de lo que sucede en el campo. Esta experiencia sustenta la idea expresada por Barberis en Maizar 2019: “La información, la verdad a campo, nos permite generar soluciones integrales que van más allá del control químico. Necesitamos una agricultura colaborativa para generar una solución a esta dura problemática de malezas”, concluyó.
Fuente: Savia Comunicación