La superficie de soja de la actual campaña, 2019/2020, se estimó en 17,6 millones de hectáreas. Si se produce la pérdida para el nuevo ciclo, 2020/2021, el área total se achicaría poco menos de un 2,5%. No parece significativo a nivel nacional, pero el impacto se sentirá sobre todo en las zonas más alejadas de los puertos que enfrentan mayores costos por los fletes.
En diciembre pasado, el Gobierno subió de 24,7% a 30% los derechos de exportación en soja y del 6,7% al 12% en trigo y maíz. El Congreso lo autorizó a incrementar otros 3 puntos cuando lo considerara oportuno.
En diciembre pasado, desde esa entidad calcularon que llevar del 30% al 33% los derechos en soja ocasionarían una pérdida de superficie y hoy ratifican esa estimación. «La soja podría perder un total de 400.000 hectáreas sembradas en la próxima temporada», dijo Tejeda.
El nuevo esquema de retenciones afecta las posibilidades de cubrir los costos de producción en las distintas regiones. «Con una alícuota del 33% y un alquiler del 20% del rinde, el 63% de la superficie sembrada con soja tiene una probabilidad mayor a 50%, relativamente alta, de cubrir los costos. El resto de la superficie, un 38%, tiene una probabilidad relativamente baja de hacerlo», señaló Tejeda, que explicó: «Las subas de las alícuotas disminuyen esta probabilidad (de cubrir los costos) porque reducen el precio recibido y lo obligan a generar un rinde superior, poco probable en su zona».
Gustavo Idígoras, presidente de la Cámara de la Industria Aceitera y el Centro de Exportadores de Cereales (Ciara-Cec), coincidió que un incremento de las retenciones puede impactar sobre la siembra.
«La suba de los derechos para la soja puede generar reducción del área de siembra y menos inversión [en el sector]», expresó a LA NACION. Esta mañana, en declaraciones radiales también consignó que había que tener «cautela» porque, dijo, «lo importante es mantener el área y aumentarla».
«Toda suba de impuestos siempre genera menos producción. Lo mejor es que el agro y el Gobierno se sienten en una mesa a discutir las mejores políticas en producción, exportación e ingresos fiscales», sostuvo Idígoras. Señaló que su entidad está lista para formar parte de ese diálogo.
Idígoras remarcó que el mercado internacional de granos está muy volátil por el impacto del coronavirus, además de lo que ocurrió con la guerra comercial entre China y los Estados Unidos.
«No hay rentabilidad para los productores de una gran parte de la superficie implantada. La soja es el sector más dinámico de la economía», expresó Rodolfo Rossi, expresidente de la Asociación de la Cadena de la Soja Argentina (Acsoja). Añadió que la industria procesadora tiene una capacidad ociosa «altísima». Alertó que «hay zonas en las que se va a sembrar menos soja».
En este contexto, no se descarta que haya una baja de la tecnología usada para producir. «Las retenciones anunciadas el año pasado, de alguna manera, se podían soportar. Pero ahora el número está muy finito, no deja margen para producir en la próxima campaña», remarcó Rossi.
Según un análisis de Grassi SA en base a Márgenes Agropecuarios, con los precios al viernes pasado en el mercado local para la nueva cosecha, de US$224 por tonelada, en la zona agrícola núcleo en campo alquilado con un rinde de 3400 kilos por hectárea el margen bruto es negativo en US$46,37 por hectárea. En tanto, si se llega a 4000 kilos ahí resulta positivo en 49,88 dólares por hectárea.
«Tomando los valores a cosecha negociados en la última rueda (viernes 21/02), la ecuación económica del productor ya se muestra muy acotada. Al realizar diversos ejercicios de márgenes de producción, se destaca la necesidad de alcanzar rindes por encima de los promedios históricos en las principales zonas productoras, para poder lograr modestos resultados positivos», dijo Ariel Tejera, de Grassi SA.
Destacó que «la renovada debilidad registrada en los mercados externos y el posible aumento de las retenciones» podrían «presionar sobre la evolución de los precios internos». Según Tejera, con la suba de las retenciones la capacidad de pago de la exportación podría caer 10 dólares por tonelada para el poroto de soja.