Exportadores propician medidas para la competitividad y creación del empleo

Según el análisis, «no hay otro camino; de lo contrario, la recuperación de la inversión dependería de un financiamiento externo que hoy no está disponible».

El documento, elaborado por el economista José María Fanelli (de la UBA y la Universidad San Andrés), admite de todos modos que la restricción del crédito podría suavizarse con la inversión extranjera directa y la desdolarización de portafolios.

«El stock de inversión extranjera medido en función de la posición internacional ha estado cayendo, y no parece excesivamente optimista que se recupere en un contexto de crecimiento», evaluó Fanelli.

En cuanto a la desdolarización, en favor del gasto en inversión dentro del país, por ejemplo en propiedades, es algo que «ocurrió bastante rápidamente luego de la fuerte crisis de 2001-2 y ayudó a dejar atrás la recesión».

Alentar la IED, dice el estudio, requeriría por un lado suavizar las restricciones cambiarias, y para reactivar la inversión y el desatesoramiento sería «esencial» focalizar el esfuerzo en fortalecer la seguridad jurídica.

La promoción de la competitividad del sector transable, en tanto, se puede incrementar a corto plazo «con un tipo de cambio real elevado, pero difícilmente ese instrumento se puede utilizar de forma permanente», alerta la Cámara de Exportadores.

La entidad señala entonces que se debería comenzar con «un tipo de cambio más bien alto y como mínimo, no atrasado», aunque también se pueden implementar reformas que permitan reducir costos.

«Una opción es reducir los costos laborales por la vía de flexibilizar sus normas, lo que, además, permitiría crear empleo; aquí la fórmula para negociar es: más flexibilidad por más empleo», recomienda el economista Fanelli.

Agrega que también se puede avanzar en relación con la estructura tributaria, aunque «es difícil hacerlo en el corto plazo debido a la debilidad de las cuentas fiscales».

Como pre requisito de esas reformas, la CERA remarca la necesidad de «acotar la volatilidad macroeconómica» que achica el horizonte de decisión de los agentes, aviva los conflictos distributivos y dificulta los acuerdos de largo plazo, favorables al crecimiento, entre las élites políticas, empresarias y sociales.

Fanelli observa por otra parte que el desarrollo financiero, incompatible con la inflación, es necesario no sólo para financiar y mejorar la calidad de la inversión sino «para facilitar el desatesoramiento de divisas que es un problema especialmente relevante en la Argentina actual, privada de acceder a los mercados de capital».

El primer paso en ese sentido, concluye el análisis del IEI, debería ser «establecer una estrategia para desarmar el cepo (cambiario), que seguramente necesitará un tiempo para ser desarticulado».

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