Entre enero y julio, ya se colocaron en el exterior 21.793 toneladas de carne de cerdo. La cifra representa un 59,5% más que en 2019 y permite proyectar un año con 36.000 toneladas vendidas al mundo, un verdadero récord. El fenómeno se explica fundamentalmente por el aumento de la demanda china debido al impacto de la peste porcina africana, pero también a las condiciones de la producción argentina.
«El país tiene las mejores condiciones medioambietales para producir cualquier cantidad posible. No solo porque aquí sobran los principales insumos, sino también por las características de los terrenos o el acceso a los recursos naturales, entre otros aspectos», explicó Eduardo Terrador, uno de los más relevantes asesores en la materia.
El diagnóstico coincide con lo expresado por le gerente de la Cámara de Frigoríficos de La Provincia de Santa Fe Sebastián Bendayán, quien consultado por este medio afirmó sin medias tintas que «en el tema porcino no se ve un techo a futuro». Según dijo, son varios los socios de la entidad con proyectos de inversión, aunque no en todos los casos se están pudiendo materializar por la dificultad en el acceso al financiamiento.
Desafíos
«Vemos que están faltando créditos a tasas y plazos razonables«, indicó Bendayán, que elevó el reclamo en la mesa sectorial de Carnes y Ganados, tanto a nivel provincial como nacional. Las dificultades igualmente, no detienen diversas ampliaciones en la cadena porcina: en Rafaela, por ejemplo, la firma Rafaela Alimentos SA tiene en marcha un ambicioso plan por 50 millones de dólares, que permitirá al final del camino duplicar la producción fiambres.
Es que amén del desafío exportador, el cerdo viene ganando cada vez más terreno en el mercado doméstico. Mientras que a principios de siglo representaba solo el 6% del consumo de carnes nacional, hoy ya supera el 13%. De a poco, el país va hacia el promedio mundial: hoy cada argentino ingiere 15 kilos por año, cuando en el mundo esa cifra se ubica en 40 kilos.
Las cifras acompañan este recorrido. Según estadísticas publicadas por el consultor Juan Luis Uccelli, entre enero y julio de 2020 ya se faenaron 2,2% más de cabezas que en igual período del año pasado. Ello fue acompañado con un incremento del 6,7% del tonelaje producido.
Además del financiamiento para soportar mayores infraestructuras productivas, el otro gran desafío a juicio de los consultados por este medio es la sanción de un marco normativo que brinde seguridad jurídica a potenciales inversores, que permitirían un crecimiento exponencial del negocio.
«Hoy la mayoría de los desembolsos corre por cuenta de firmas nacionales, con limitada capacidad financiera. Para que lleguen capitales extranjeros, los chinos por caso, se necesita realizar un ordenamiento de amplio sentido, desde lo jurídico hasta lo sanitario», opinó Terrado, quien sin ponerse colorado aseguró que “no se puede pensar en grande con la inseguridad jurídica actual”.
“Cada día que pasa, se pone más en riesgo la producción por la ausencia de medidas claras, y para citar un ejemplo, no hay ninguna norma que establezca la prohibición o el aislamiento de una granja, que no cumpla con los estándares de bioseguridad, con lo cual, si mi predio está pegado a un productor informal (no regitrado) que tiene alguna enfermedad, corro el riesgo de perder toda la producción”, concluyó Terrado.