
Las crecientes chances de condiciones hídricas limitantes para la producción de forraje durante el próximo verano, debido al fenómeno de “Niña”, plantean un desafío a la estabilidad de los sistemas ganaderos. Ante este panorama, el cultivo de moha se destaca como un recurso estratégico para estabilizar la producción forrajera debido principalmente a su excelente tolerancia ante las contingencias climáticas estivales. La moha es un cultivo que ofrece alto potencial de producción de forraje con adecuada calidad nutricional en un corto período (55-70 días de siembra a cosecha). Su rápido crecimiento, su flexibilidad en cuanto a fecha de siembra (de octubre a enero) y su tolerancia a las condiciones restrictivas del verano sitúan a la moha como una fuente estratégica de forraje. Esta puede ser utilizada eventualmente como verdeo de emergencia para cubrir los baches estivales de producción de forraje propios de las pasturas, aunque su principal uso recomendado es mediante la confección de reservas que contribuyen a estabilizar la oferta forrajera a lo largo del año.